lunes, 28 de diciembre de 2009

Diálogo en el autobus. Primera parte.

Es como un sueño.
Después que ha pasado todo, a la manera como se decanta la tierra bajo el agua y ésta recupera su transparencia, se ve todo con mayor claridad y se empiezan a asociar los hechos para descubrir que de ningún modo se trató de un encuentro casual.
Todo empezó una madrugada cuando en la terminal de autobuses de segunda clase, por la central de abastos de la ciudad de Oaxaca, una persona como de un metro y medio de estatura, como de unos 60 años o más, me abordó para pedirme una cooperación para completar para su pasaje.
Lo más impresionante de su rostro surcado por las arrugas eran sus ojos. Unos ojos grandes, vivaces y que parecían de un bebé de meses de nacido. Su mirada clara y convincente fascinaba y ordenaba por lo que automáticamente saqué un par de monedas de mi bolsillo y se las entregué sin contarlas.
Dió las gracias y se alejó de manera ágil, contrastando sus movimientos rápidos y precisos con la edad que parecía tener.
El asunto no tuvo mayor importancia hasta que abordé el autobus donde me lo volví a encontrar como compañero de viaje en el mismo asiento.
Ambos sonreímos y durante largo trecho del viaje hubo un silencio incómodo donde yo fingía dormir y él también fingía no mirarme con sus ojos penetrantes y escrutadores, hasta que me dijo sonriente: "---Usted tiene dos remolinos en la cabeza, ¿verdad?" Desconcertado lo miré y sólo atiné a agarrarme la cabeza y contestarle: "---¿Se me nota mucho?". El sonrió moviendo negativamente la cabeza. Hubo otra pausa larga en la que realmente me empezaba a dormir cuando me volvió a preguntar, "---A usted, ¿le gustan los animales?". Mi respuesta fue otra pregunta de mala gana: "---¿las mascotas?". El hizo una mueca moviendo afirmativamente la cabeza. Mentalmente me dije "Interrumpiste mi sueño, si quieres platicar no sabes con quién te has topado" de modo que le contesté:
---Me gustan los perros, pero me desagrada que tiren pelo y que anden ensuciando la casa. Los perros son animales inteligentes. Me da la impresión de que se parecen mucho a los seres humanos. Han habido perros famosos, como Laika, que seguramente usted la recordará porque fue el primer animal que los rusos mandaron al espacio. Yo creo que los estadunidenses nunca llegaron a la luna. A mi modo de ver, los rusos tenían mayores evidencias científicas en la disputa por la conquista del espacio. Claro, yo creo que hoy en día el liderazgo estadunidense es indiscutible en las ciencias del espacio. No dudo que ya estén haciendo experimentos con animales fuera del planeta. Si yo fuera científico no resistiría la tentación de experimentar fuera del planeta con animales. Pero imagínese si las sociedades protectoras de animales se enteraran. Sería un escándalo terrible. Por eso creo que se están llevando a cabo experimentos con animales pero de manera secreta. El único problema con esto es que los resultados de los experimentos tardarán en darse a conocer o no se conocerán nunca. Al menos para la sociedad en general.
Hubo otros perros famosos que también usted habrá de conocer. Un pastor alemán al que llamaban Rin Tin Tin. El otro día se me ocurrió un chiste que subí a internet, dije, "Si tengo un pastor alemán, ¿debo cambiar de religión?" Je, je, je.
Mi compañero de viaje se me quedaba viendo con un rostro adusto que yo interpreté como si me dijera "idiota".
A pesar de eso continué:
Rin Tin Tin fue menos famoso que Lassie. Lassie era una perra de raza collie, que son buenos para las granjas. Dicen que Lassie era más inteligente que muchos políticos que existen hoy en día. Ja, ja, ja.
Noté que no le causó gracia mi chiste y ya iba a continuar con los perros de caricatura cuando me interrumpió con un ademán diciendo "---¿Y otros animales?".

Por lo que continué:
---Me gustan las aves, pero me desespera tenerlas encerradas. Prefiero verlas en libertad. Los gatos me parecen infieles y fríos. De hecho, las personas que tienen gatos me parecen hipócritas o con problemas de interacción social.
Yo una vez le recomendé a una amiga solterona que en vez de mascotas que tuviera un hijo. No que adopte porque las adopciones nunca generan un amor filial auténtico como los lazos de sangre.Claro, no se lo hubiera dicho porque después me anduvo insinuando que la embarazara. No me atreví en ese entonces, pero  si las circunstancias me lo exigen, no dudaría en contribuir a la felicidad de las mujeres...  Claro  A los treinta años todavía se pueden tener hijos. Hay mujeres solteronas que tienen sobrinos y los quieren más que sus padres. Yo a esas mujeres les recomienden que tengan su propio hijo, claro, si lo pueden tener.

Cuando voltee a mirar a mi interlocutor ya estaba somnoliento y noté que los pasajeros cercanos estaban muy atentos y sonrientes a mi perorata.
(Continuará)

No hay comentarios:

Publicar un comentario