jueves, 24 de marzo de 2022

Los puzzlez mentales de alambre


Los rompecabezas o puzzles de alambre son toda una tradición en México.

¿Quién no ha visto el juego clásico de dos clavos de acero trenzados? La finalidad es separarlos mediante la habilidad del pensamiento y los movimientos con las manos y que a simple vista parece algo imposible y que, sin embargo, se separan en dos movimientos.











Pero ese juego es de los más sencillos, ya que los juegos de alambre, a la manera de los rompecabezas o puzzlez, consisten en liberar algunas piezas y volverlas a unir y se clasifican en tres niveles de dificultad, sencillos, de un par de movimientos; intermedios, de menos de diez movimientos y los difíciles, de más de 10 movimientos, como "El Freno" que consiste en liberar 10 argollas de sus intrincadas ataduras a un eje central y que se resuelve en 40 pasos o "La Escalera", cuyas intrincadas piezas también se liberan en 50 pasos.

No se sabe con precisión el origen de estos juegos de alambre, lo que sí es un hecho que en el Valle de México es donde se les puede encontrar con mayor facilidad y por fortuna, también en la Ciudad de Oaxaca de Juárez.

Desde hace más de 40 años, Don José Hernández Cruz reproduce, crea y vende estos juegos de alambre en las calles del primer cuadro del centro histórico de la Ciudad de Oaxaca de Juárez. Él es originario de Veracruz, pero dice que los conoció y los empezó a elaborar en la Ciudad de México y posteriormente los trajo a la capital de Oaxaca.

Señala que el conoce unos 100 modelos que ya existían en el mercado y que él ha inventado más de 150 en la actualidad. De hecho, continuamente está inventando y creando variaciones que privilegian la agilidad mental, la habilidad manual y las ilusiones ópticas. 

Como buen creativo, se inspira en todo lo que ve y lo rodea para concretar ideas y objetos a través del alambre.

Dice que una de las piezas que más le ha costado trabajo y que estuvo pensando alrededor de unos 12 años es un mandala inspirado en la dualidad: el bien, el mal, la tierra y el cielo, la noche y el día y vinculado con algunos pasajes bíblicos.

Su habilidad para trabajar el alambre le permite elaborar, por ejemplo, en menos de cinco minutos una bicicleta que es un objeto arte que sirve de portaplumas, portarretratos y de rompecabezas.

Don José Hernández Cruz estudió hasta el nivel de primaria y de pequeño se hacía sus propios juguetes, como el trompo, el balero y los yoyos. Desde esa edad, comenta, se derivan sus habilidades para la construcción de juguetes.

Es un hombre generoso que siempre muestra el secreto de cada uno de sus juegos y hasta permite que se le grabe con video. Incluso, hace como 15 años unos turistas de Europa lo entrevistaron para publicar un libro con su arte de alambre. También le han publicado reportajes en distintos periódicos nacionales y extranjeros.

Don José es un hombre casado y ninguno de sus hijos ha seguido sus pasos y tampoco tiene una documentación muy rigurosa de sus piezas de alambre.

"Lo único que me preocupa, dice con una enorme sonrisa, es librarme de los inspectores municipales, porque luego me quieren correr o extorsionar, argumentando que mis obras no son artesanías, aunque yo digo que sí son artesanías de alambre".