domingo, 24 de marzo de 2019

Templo de Yanhuitlán, la magia en la tierra


Visitar el templo dominico de Yanhuitlán, en el distrito de Nochixtlán, Oaxaca, es entrar en un lugar mágico en la tierra.

















Originalmente en este sitio existió un centro ceremonial de los mixtecos prehispánicos, pero con la llegada de los españoles a Oaxaca, se construyó encima el actual templo católico que es una belleza arquitectónica y es un espacio que te permite sentir una sana energía, como un remanso espiritual.




Yodzoquehe, que en mixteco significa "Llano Ancho" fue nombrado por los aztecas como Yanhuitlán, "Lugar Nuevo", de Yancuic "Nuevo" y Tlan "Lugar".

De los pueblos de la mixteca o Ñuudzahui, "Pueblo de la Lluvia", Yanhuitlán se ubica a escasos kilómetros de Nochixtlán, Oaxaca, ese pueblo que atraviesa la autopista de México-Oaxaca y es parte de la Ruta Dominica de la mixteca.




Cuando los españoles llegaron a Oaxaca (1521), el pueblo de Yanhuitlán ya había sobrevivido a varias guerras contra los aztecas y se erigía como una metrópoli mixteca que abarcaba unos 18 pueblos y se estima que tan solo en su cabecera habitaban unos 12 mil mixtecos. A mediados del siglo XVII la región era gobernada por 7 Mono, que los españoles bautizaron como Don Domingo de Guzmán, por ser dominicos los encargados de convertir a los indígenas a la fe cristiana.




Precisamente en el centro de Yanhuitlán, en un lugar sagrado donde se levantaba un centro ceremonial dedicado al panteón mixteco y que fue destruido por los españoles, se construyó en 1529 un monasterio Dominico.



Aunque el encomendero Don Francisco de las Casas se opuso a la destrucción del centro ceremonial, una vez que éste falleció, uno de sus hijos que le heredó la encomienda, de nombre Gonzalo, permitió la construcción del templo Dominico a partir de 1548 y cuya terminación duraría unos 25 años.

















No es difícil imaginarse a los más de seis mil indígenas organizados pacientemente por los frailes dominicos y los arquitectos españoles, agrupados en cuadrillas de 600 hombres, trasladando la cantera, la cal, el agua--incluso se construyó un acueducto para apoyar el suministro de agua en la obra---, y el impacto ecológico que según cuenta la tradición, deforestó la zona por el corte de árboles para sacar la madera de cimbra, andamios, para la leña y el carbón.





El templo dedicado a Santo Domingo es una sola nave con una altura de 25 metros, un ancho de 15 metros y un largo de 75 metros.

Sus bóvedas son góticas, sus muros están reforzados con contrafuertes estilo románico, el ábside es circular y al final del muro norte se eleva un arco botarel.




Un de las piezas principales de este templo lo representa el altar mayor, que consta de un retablo de madera dorada en forma de biombo barroco-solomónico y que fue realizado por el pintor sevillano Andrés de Concha. Mide 10.90 metros de alto y 6.76 metros de ancho y tiene esculturas del siglo XVI. Se sabe que este altar fue tomado como referencia cuando se repuso el altar principal del Templo de Santo Domingo de Guzmán en la Ciudad de Oaxaca de Juárez.

















































El templo cuenta además con un órgano tubular, construido cerca de 1600 y es considerado el único órgano en Oaxaca con símbolos dominicos por la decoración de la caja: la cruz blanca con negro, el perro y su antorcha. Hay que recordar que el término "Dominico" viene del latin "Dominus" Señor y "Canis" Perro, algo así como el perro del Señor, de acuerdo con la historia de la fundación de esta orden religiosa.





Junto al templo, por el lado sur, se encuentra el Convento de Yanhuitlán, hoy convertido en un museo de sitio a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

En la parte baja del Convento se encuentra la portería, el claustro, los confesionarios--que son sumamente fríos y tienen una ventanilla que comunica la nave principal del templo con el exterior--, los patios, el calabozo, ya que los Dominicos realizaban las funciones del Santo Oficio; la fosa y la hospedería. En el desnivel se ubica el cuarto frío, las celdas que eran ocupadas como talleres y dos aljibes(pozos).




En el museo del ex convento se exhibe una réplica del Códice de Yanhuitlán, piezas arqueológicas y también se realizan exposiciones temporales.

Los domingos la entrada es gratis, de martes a sábado la entrada cuesta $45.00 (cuarenta y cinco pesos) y hay descuentos.

De modo que si quieres tener la experiencia mágica de este lugar sagrado prehispánico-cristiano, es recomendable que un domingo por la mañana cuando vayas por carretera a México, D.F. o vayas a la Ciudad de Oaxaca, te metas a Nochixtlán, en este lugar puedes desayunar una rica barbacoa en el interior del mercado o pregunta por la casa de los "Pajarillos" en la esquina de Cinco de Mayo con Emiliano Zapata, en cuyo patio se encuentra un horno, al centro, de donde sacan directo la carne y la rica "masita mixteca" directo a tu mesa.

 Luego de almorzar tomas la carretera a Teposcolula, unos 15 kilómetros aproximadamente, y el templo se ubica precisamente sobre la carretera. En el templo te cobran $20.00 (veinte pesos) más o menos un dólar para usar tu cámara en el interior del templo, que lo abren igual que el museo de martes a domingo.

El templo lo cierran de las 14:00 a las 16:00 horas. Allí puedes disfrutar del interior del templo y luego te pasas al ex convento anexo que es el museo. Visitar el lugar con ojo clínico te lleva unos tres  horas, pero un recorrido rápido unos 30 minutos.

Los domingos se instala a las afueras del templo un mercado gastronómico en donde podrás probar alimentos típicos como el "chileatole", un guisado a base de maíz y picante, así como otros platillos locales acompañados de tortillas echas a mano con maíz criollo y las tradicionales aguas de frutas.

Para viajar en transporte público, en la Ciudad de Oaxaca a unas cuadras del centro salen las suburbans que van a Nochixtlán, llegando a este lugar a un costado del mercado está el sitio de camionetas que van a Yanhuitlán. El pasaje de Oaxaca a Nochixtlán cuesta 60 pesos y de Nochixtlán a Yanhuitlán, 15 pesos. Así que no hay pretexto para visitar este fascinante lugar.

Disfruta la grandeza mexicana.