lunes, 24 de agosto de 2020

La sobrina nieta de Benito Juárez que vende nieves en la Soledad






Al norte de la Ciudad de Oaxaca de Juárez se ubica el templo de la Soledad.

Se trata de un conjunto arquitectónico que alberga a este templo, su atrio; el anexo que hace hoy de oficinas del gobierno municipal, la "Plaza de la Danza", que es un foro al aire libre y por el otro extremo la Escuela de Bellas Artes.

Como se trata de un plano a desnivel, se accede a través de escalones, por la parte de arriba o por la parte de abajo, pero al subir por la avenida Independencia se encontrará uno con varios puestos de nieves típicas oaxaqueñas.

El primer puesto, en ese sentido, es la "Nevería Malena" que es atendida por la sobrina nieta de Don Benito Juárez.




Ella se llama María Elena Samario Armengól, pero le viene el parentesco por línea materna, ya que su madre, de apellidos Armengól Juárez, fue hija de Anacleta Hernández Juárez, prima del Benemérito.

Señala que desde los años de juventud de Juárez, su tía abuela, Anacleta Hernández Juárez, ya vendía nieves en el centro de la ciudad, primero como ambulante y luego en  sus familiares en diversos lugares hasta llegar, desde hace 40 años, este puesto en el área de la Soledad.

Al fondo de la nevería "Malena" se puede apreciar un retrato de las generaciones que han mantenido la tradición de elaborar las ricas nieves oaxaqueñas, la primera foto es de Anacleta Hernández Juárez y sí se parece a la hermana Josefa de Don Benito Juárez.

Como estaba muy ocupada el día en que nos conocimos, no la pude distraer mucho de la amable atención que le dispensa a sus clientes, sirviéndoles las tradicionales nieves oaxaqueñas.

Mi nieve preferida es la de leche quemada con tuna roja y por lo que pude captar, también era la favorita de Don Benito Juárez.

Por lo pronto, es sumamente grato conocer a una familiar de Don Benito Juárez que expende nieves con la sencillez y humildad que caracterizaba a la familia del prócer.  

miércoles, 12 de agosto de 2020

Un final feliz con buen ejemplo













Foto de Nacho López, vía Pinterest.
Este artículo obtuvo miles y miles de likes de todo el mundo en facebook, lo reproduzco acá en su versión original:

Desde temprano había una larga fila de estudiantes que esperaban adquirir sus guías en las oficinas de control escolar del Cobao 12 "Nochixtlán".
La mayoría de los jóvenes y señoritas mostraban una actitud alegre. Además de iniciar un nuevo ciclo académico, siempre es grato contar con los libros, los útiles escolares, el uniforme, la credencial, las nuevas amistades, el nuevo ambiente. Es toda una etapa que ocurre una sola vez en la vida.
Sin embargo, a diferencia de la alegría de la mayoría del alumnado, en una banca del área del jardín había un estudiante solitario que lloraba y se mostraba desconsolado.
Este hecho no pasó desapercibido para la prefecta María Esther Martínez, "Teté", como cariñosamente la llaman los integrantes de la comunidad escolar.
Teté se acercó al alumno de nuevo ingreso y le preguntó si se encontraba bien. El joven, con lágrimas en los ojos, le contestó que no. Que en su casa son de condición humilde y que tuvieron que vender el único borrego con el que contaban, para poder juntar el dinero para completar el costo de las guías y que cuando se disponía a formarse para adquirir sus libros, se dio cuenta que perdió el dinero, probablemente en el interior del plantel.
Que esa situación lo ponía en un serio apuro, porque su familia tardaría algún tiempo para reponerlo y él no contaría con oportunidad con sus libros y además, no sabía cómo explicarle a sus padres que el dinero que juntaron con tanto esfuerzo él lo había extraviado.
La prefecta Teté le dijo al alumno que no se preocupara, que buscaría la forma de apoyarlo, porque, aunque el Plantel 12 hace la donación de algunas guías a personas de escasos recursos, y si él no alcanzara, por ser extemporánea la solicitud, que ella vería la forma de que el joven contara con sus libros nuevos.
A pesar de este ofrecimiento, el joven seguía sumido en la tristeza, pues aunque hubiera solución, no era justo perder el dinero de los libros de esa manera, además de haber vendido a su preciado borrego.
Precisamente mientras Teté hablaba con el joven, una alumna también de nuevo ingreso buscaba en esos momentos a Teté en la prefectura.
Michel Guadalupe Santiago Pérez, del grupo 132, del semestre 2019'B se acercó a Teté y al compungido joven, diciendo: "Buenos días, prefecta, la ando buscando porque encontré mil pesos en el patio y supongo que si son de alguien, probablemente le van a venir a preguntar..."
La tristeza desapareció del rostro del alumno, y de la sorpresa pasó a un sentimiento de alegría: había recuperado su dinero perdido.
Teté atestiguó la entrega del dinero extraviado y tras agradecerle a la alumna por su acto, aseguró: "El alumnado de Nochixtlán siempre se han caracterizado por su honestidad, por eso triunfan en la vida, porque además de que son estudiosos también son honestos".
Por este hecho, la alumna recibió un reconocimiento por su honestidad. ¡Qué buen ejemplo!