viernes, 18 de diciembre de 2009

Aprendiz de narco

Es real.
Pero sumamente tonto y divertido.
Si algún día cayera en manos de un escritor tendría mucha madera de donde cortar para armar por lo menos una novela corta.
Dice que fue caminando a Juquila para pedir riqueza y que yendo a medio camino le dieron unas ganas tremendas de ir al baño. Siendo muy pundoroso se internó en un barranco del cerro para realizar sus necesidades y justo cuando se empezaba a sentir a gusto le cayó encima de la cabeza una pequeña bolsa de plástico. Consideró aquello como designio de su intención, de modo que la levantó y la abrió, encontrándo unas semillas que él desconocía.
Aunque en lo alto del cerro se escuchaba una patrulla que intentaba detener a una camioneta roja sin placas, el no asoció la bolsa a esa persecución, de modo que se la llevó para su casa.
De retorno a su domicilio comentó con un vecino lo de la bolsa y le mostró las semillas que resultaron ser de marihuana.
Ingenuo y desconocedor de que sembrarla es un delito la regó por su solar en el campo y la planta generosa empezó a crecer, sin embargo se la comió una plaga de chapulines.
Pero el rumor de que èl sembraba marihuana generó que de pronto fuera visitado en su domicilio por personas muy extrañas  que le ofrecieron comprar la cosecha, sin verla físicamente.
El aceptó y pidió un plazo razonable para su entrega, pensando que le daría tiempo cosechar nuevamente.
Para cerrar el trato le ofrecieron un anticipo que él aceptó sin pensarlo.
Incluso lo invitaron a una fiesta en un rancho muy lujoso. Sin embargo, ese día le dieron ganas de buscar un baño y para no hacer en el jardín se introdujo a las habitaciones. Como tenía muchas ganas de ir al baño no reparó que todos los comensales se retiraron rápidamente porque unos soldados del ejército se aproximaban a aquella reunión.
Se quedó absolutamente solo en aquel rancho y al notar la soledad del lugar le dio curiosidad por conocer las habitaciones, encontrandose en una habitación de niños unas cajas llenas de billetes de dólares, dice que eran ocho cajas de huevo llenas de billetes, apiladas en un clóset.
No tocó absolutamente nada porque en ese momento los soldados gritaban en el patio si había alguien en la casa.
El salió y los saludó. Les dijo que era el jardinero del lugar y les preguntó que qué se les ofrecía.
Los soldados le dijeron que venían siguiendo a varias unidades y que por un incidente en el camino se habían separado, preguntando cómo salir de aquel lugar.
El dice que les explicó de manera general como encontrar la carretera nuevamente y aquel grupo de soldados se retiró rápidamente.
Como nadie regresó a la fiesta él optó por retirarse sin tocar nada de aquel lugar.
Como pudo a su comunidad y le contaron que un helicóptero bajó a su solar, del que descendieron personas que parecían judiciales y que encontraron restos de plantas secas de marihuana y al parecer afectadas por una plaga y que también había un extraño entre la hierba tratando de recoger algo, al que los supuestos judiciales golpearon salvajemente por considerarlo el dueño del solar.
Se quedó desconcertado y de inmediato pasó el tractor para borrar toda huella de la siembra fallida.
Después buscó el rancho al que lo habían invitado y lo encontró abandonado y en venta.
Pasó mucho tiempo y nunca nadie lo buscó nuevamente.
Yo no tengo la habilidad que él tiene para contar, pero como lo cuenta me causa mucha risa.
Lástima que no sepa leer ni escribir.

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