martes, 3 de junio de 2014

Mala táctica aplicar la fuerza pública a manifestantes de San Antonio de la Cal



―Subestiman la investidura del presidente municipal
―Zona peligrosa con alto índice de accidentes de tránsito
―Se debió favorecer en primer lugar el diálogo
―Al final se evidencia la nula coordinación para la planeación urbana

Evitar que manifestantes cierren la vía pública es una buena estrategia---en tanto que se trata de evitar violaciones al derecho de terceros---, pero hacerlo mediante el uso de la fuerza pública resulta una mala táctica, toda vez que se debe privilegiar el diálogo, antes que la violencia.

La detención de manifestantes que cerraban una importante vía de acceso a la ciudad de Oaxaca, este lunes 2 de junio, llamó la atención por tres razones:

Primero.- No es común que en Oaxaca se aplique la fuerza pública para desalojar a los manifestantes.

Segundo.- Uno de los manifestantes detenidos que encabezaba la protesta era el presidente municipal de San Antonio de la Cal, municipio conurbado con Oaxaca de Juárez, que fue liberado varias horas después, y

Tercero.- El objetivo de la manifestación era exigir al gobierno del estado el cumplimiento de la construcción de un puente peatonal en una peligrosa avenida frente a una tienda transnacional, en donde ya se han registrado la muerte de cuatro personas atropelladas, en distintos momentos.

Cabe precisar que las muertes en el asfalto no se deben a la tienda transnacional, sino a la mala planeación urbana, por la que se ha omitido hasta la fecha, la necesaria construcción de un puente peatonal en esa peligrosa vía― además de las personas que han perdido la vida, esa zona forma parte de un tramo en el que se han registrado numerosos accidentes de tránsito.

Se desconoce si los manifestantes notificaron con anticipación de su marcha a la Secretaria General de Gobierno, pero aun cuando no se haya satisfecho este requisito, fue un exceso que se desalojara mediante la fuerza pública al edil y los ciudadanos que lo acompañaban, sobre todo, cuando se ha denunciado que participaban mujeres y niño en la manifestación.

Se percibe una reacción lenta de la Secretaria General de Gobierno, que ofreció una mesa de diálogo posteriormente a la aplicación de la fuerza pública, cuando el sentido común enseña que primero se debe ofrecer el diálogo a los manifestantes como medida de disuasión y también como un recurso para canalizar la demanda ciudadana.

La detención del presidente municipal constituye un exceso ―en este contexto― porque no se le respetó su investidura de representante de un orden de gobierno. No significa esto que los munícipes gocen de impunidad o de un fuero de facto, pero tratándose de un presidente municipal, son los primeros coadyuvantes del gobierno del estado para mantener la gobernabilidad.

De ahí que resulta lamentable el error de subestimar a una autoridad municipal que encabeza una manifestación social.

Por otro lado, esta situación también pone en evidencia las nulas acciones de planeación urbana.

La tan cacareada planeación de la zona metropolitana de la ciudad de Oaxaca de Juárez se queda en el discurso y para la fotografía oficial, mientras que en los hechos, las autoridades municipales son abandonadas a su suerte, por lo que, en el mejor de los casos, los presidentes municipales  tienen que recurrir a la protesta social para exigir la intervención de otros órdenes de gobierno.
 
Y esta responsabilidad de concertación de esfuerzos para la planeación metropolitana corresponde en primer lugar a las autoridades estatales, pero creo que andan más preocupados por detener a presidentes municipales que en convocarlos para la concertación de esfuerzos intergubernamentales, que quiérase o no, esto también incide en el mantenimiento de la gobernabilidad.

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