jueves, 2 de mayo de 2013

Prioridad recuperar la honestidad

Es cierto.

Cuando yo trabajaba en el DF conocí mucha gente que decía: "¿Quieres un acta de nacimiento falsa? Vete a Oaxaca; ¿Quieres un acta de matrimonio falsa? Vete a Oaxaca. ¿Quieres torcer un trámite? Lo consigues en    Oaxaca.... y así en muchos casos, que pintaban a Oaxaca como el Santo Domingo de los Estados, el lugar de la corrupción por excelencia.

Por ser oaxaqueño me sentía incómodo. Y de la incomodidad pasaba a la duda y luego al desencanto y de ahí a la vergüenza.

Algunos amigos y conocidos, efectivamente, me demostraron que torcieron trámites en Oaxaca.

Ya de vuelta al terruño y sobre la vida cotidiana y la práctica profesional, me dí cuenta de que efectivamente,  es muy fácil torcer trámites y corromper en Oaxaca.

Entre los extranjeros se sabe por ejemplo que es más económico y rápido realizar trámites de migración en Oaxaca que en otros estados; en alguna universidad pública la venta de calificaciones es una terrible y lamentable realidad; personal administrativo o porros, te ofrecen títulos o certificados, sin ningún pudor.

En el mundillo de la procuración de justicia, se sabe que ciertos trámites tienen su precio y no escapan algunos jueces, defensores de oficio, ministerios públicos, secretarios de juzgado, secretarios de acuerdos y abogados. No es una presunción. El prejuicio, la baja autoestima y el cinismo genera que los propios actores señalen sin ningún inconveniente los precios y favores que son capaces de hacer. Hay algunos agentes que te cobran para hacer una investigación, puedes además torcer un peritaje y como sucede con los policías de la federal de caminos, todos tienen su precio.

Claro, hay excepciones. No son todos.

Y del influyentismo, ni hablar.

Si tienes un compadre o un padrino, es seguro que tus asuntos los resolverás más rápido.

Lo que ellos no saben es que la corrupción no termina al consumarse el acto en lo secreto.

La corrupción genera inequidad e injusticias.

El que corrompe le ha dado vida a un monstruo que un día se volverá contra su creador o contra sus hijos y sus nietos.

Por eso estimo que recuperar la honestidad es una prioridad pública. Ya Benito Juárez nos puso el ejemplo.

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