lunes, 9 de noviembre de 2009

Intolerancia Religiosa (2a de 3 partes)

Es un oasis.
Pero las personas que conocen la sierra mixe, saben que se trata de un infierno.
El escarpado camino de terracería parece un polvorón que se va deshaciendo sobre pendientes pronunciadas en las que se pierde la noción del tiempo y del espacio.
Parece que no avanzas.
Solo la neblina, el frío y el silencio te rodean.
Llegas a una comunidad y ni los perros te ladran. Parecen pueblos fantasmas que cobran vida cuando festejan sus mayordomías, que son fiestas religiosas o como ahora, que se llevará a cabo una Asamblea Comunitaria para analizar el caso de los desplazados de la comunidad que se cambiaron al adventismo.
Bajando el frío de la sierra se llega a este pequeño oasis primaveral que los vecinos llaman el infierno.
Es una agencia de un municipio mixe en el distrito de Ayutla Mixe.
Una cortina de calor te recibe al pasar el puente del ancho y ruidoso río. Algunos varones no llevan camisa por la intensidad del calor. Las palmeras verdes y la extraordinaria cordillera de vegetación que se levanta te trasladan a un ambiente que debería ser agradable.
Pero la naturaleza es cruel.
En medio de esta belleza natural ha puesto al hombre que todavía carga pesados prejuicios, rencores estúpidos y una ignorancia ancestral que pareciera acumularse con el paso del tiempo.
La última vez que permitieron que las familias de adventistas desplazados ingresaran a negociar su retorno a la comunidad fueron retenidos ilegalmente los funcionarios públicos que los representaban, los líderes adventistas fueron perseguidos con la intención de matarlos, pero lograron escabullirse entre la vegetación y sus familiares, incluyendo a una docena de niños, fueron encerrados en la pequeña cárcel de la comunidad, impidiéndoles pasar agua o alimentos durante doce horas.
Ese era el antecedente de modo que hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos, advertida por la Comisión Estatal, se oponían a realizar una nueva asamblea promovida por un terco negociador, burócrata de tercera de una oscura oficina de gobierno, que tiene un nombre que ostenta una responsabilidad mayúscula, pero que en la entramada y mediocre burocracia oaxaqueña no dejar de ser una burda oficina que intentó funcionar alguna vez.
Después de muchas negociaciones se logró pactar esta nueva asamblea promovida por el aprendiz de negociador, burócrata mal pagado, abandonado a su suerte, pero con el ánimo mayúsculo de enfrentar el monstruo de la asamblea comunitaria.
Como se había previsto los desplazados, hombres, mujeres, niños, personas de la tercera edad, tres discapacitados, por otra parte, el delegado de gobierno de los mixes, el representante de la arquidiócesis de Oaxaca,  el líder estatal de los adventistas  y  el burócrata aprendiz de negociador fueron rodeados por  una asamblea expectante cuyos lidercillos habían advertido: "Sólo si se regresan al catolicismo los desplazados vamos a permitir que se reintegren a la comunidad".
Habló el aprendiz de negociador:
"Con el permiso de las autoridades municipales aquí presentes.
Con el permiso de la Asamblea General de Ciudadanos aquí reunidos.
Señoras y señores, amigas y amigos:
Hoy es un día especial para su pueblo. La luz de la verdad, como el sol que nos ilumina al amanecer alumbra con fuerza estas hermosas tierras que entre su nombre llevan el apellido de un ilustre cura que es considerado uno de los padres de la patria, el generalísimo Morelos.
El cura Morelos fue un hombre rebelde, fue una persona que se levantó en armas para combatir contra la tiranía y la opresión de los españoles que nos conquistaron y nos esclavizaron. El Cura Morelos luchó por conquistar la libertad de los indígenas, para que nadie abusara de nadie. Morelos decía que todos somos iguales y que la unica diferencia que podia haber entre los hombres eran los vicios y las virtudes.
No fue una tarea fácil. Esto le costó la vida al propio Morelos y a muchos miles de indígenas murieron por defender su libertad.
Eso caracterizó a nuestra guerra de independencia que justamente celebramos y festejamos cuando en nuestras festividades de septiembre rememoramos con júbilo el grito de independencia.
Y yo me pregunto si en esas fechas que habremos de festejar acá realmente lo vamos a hacer con justicia y dignidad, o por el contrario, se corre el riesgo de ser un clamor falso, vacío, hipócrita.
Corremos ese riesgo porque justamente hay algunas personas que han negado el retorno a su comunidad de origen a los desplazados aquí presentes, cuyo único pecado es haber preferido otra religión que no es el catolicismo.
Ustedes tal vez no lo sepan, pero sus antepasados, antes de que llegaran los españoles, no eran católicos. Los antiguos adoraban al sol, a la luna, a la madre tierra, al fuego, a la naturaleza que nos da el alimento.
Muy cerca de aquí están los cajonos que llevan el nombre de los mártires que por cambiarse al catolicismo fueron asesinados salvajemente. Y hoy en día muchos de ustedes se persignan ante esos beatos.
Qué pensarían sus antepasados que se opusieron al catolicismo que hoy ustedes están atacando a quienes dejan el catolicismo.
No me puedo imaginar a un Dios que permita que sus fieles se declaren la guerra porque no están amarrados en torno a un mismo rito.
Ustedes han dicho que estas personas, al cambiarse de religión, han traicionado los usos y costumbres y yo les digo que qué cosa son los usos y costumbres.
Ustedes critican a los adventistas y dicen que ya no son mixes porque usan pantalones de mezclilla, tenis, usan brakets y tienen audífonos con los que escuchan música. Ustedes han dicho que sus paisanos ya no son mixes porque ya no visten como ustedes. Pero yo aquí veo a mucha gente que no usa el vestido tradicional.
La mayoría de ustedes son católicos y hablan el español. La mayoría de ustedes tiene chivos, gallinas, tal vez alguna vaca y comen carne de res. Ustedes están organizados en una comunidad que se gobierna con autoridades municipales.
Pues permítanme informarles que la religión católica nos la trajeron los conquistadores, como la lengua que estamos hablando, pero también trajeron gallinas, chivos, vacas, reses y ellos nos impusieron la forma de organización que es el municipio.
 ¿A eso le llaman ustedes usos y costumbres?
Señoras y señores:
Próximamente habremos de festejar el centenario de la Revolución Mexicana.
A muchos les parecerá algo lejano y hasta extraño.
Pero gracias a ese movimiento revolucionario, en el que dieron la vida muchos de sus antepasados, gracias a la rebelión del pueblo contra los tiranos, gozamos hoy en día de libertades y derechos que están consagradas en un documento fundamental que rige para todos los ciudadanos en todo el país.
Ustedes han dicho que las leyes no sirven para su comunidad que sólo sirven para las ciudades. Pero gracias a esas leyes ustedes gozan de tierras para sembrar que nadie puede venir y quitárselas, así nada más porque sí.
Muchos de ustedes tienen paisanos que estàn en otros estados y a nadie les piden permiso para entrar o salir de su comunidad o del estado.
Ustedes pueden mandar a sus hijos a la escuela gratuitamente y muchos tienen derecho al seguro, a trabajar en lo que quieran, a reunirse---como ahora lo hacemos--- y todas esas libertades estàn protegidas por la Constitución que es el documento máximo que rige el país y que establece las reglas del juego para los que vivimos en cualquier parte de México.
Ustedes han dicho que el gobierno no los apoya y por el contrario los explota.
Tal vez algunos tengan razón. Yo no estoy aquí para defender al gobierno.
Yo estoy aqui para recordarles, señoras y señores, que en este paìs, nadie se puede hacer justicia por propia mano. Que existen instituciones y leyes para que cada quien defienda su derecho.
Yo estoy aquí para recordarles que quienes han expulsado a estos ciudadanos estàn cometiendo varios delitos que están penados por las leyes en nuestro país.
Deben saber, además, que nuestra Constitución determina la libertad de cultos. Es decir, garantiza el derecho a creer en alguna religiòn cualesquiera que esta sea. Además, también reconoce mi derecho a no creer si así fuera el caso.
Ustedes tienen aquí un acta de asamblea que es violatoria de derechos humanos porque prohiben cualquier religiòn dque no sea la catòlica. Prohiben la existencia de partidos políticos y prohiben que personas ajenas a la comunidad entren a brindar cualquier tipo de apoyo aquí. Y además ustedes han convenido que cualquiera que rompa alguna de esas reglas que va a ser desterrado de la comunidad.
Eso es ilegal y ademàs es un peligro para ustedes y sus familias.
Es como un hacha que está girando sobre sus cabezas y que cualquiera que se atreva a erguirse para caminar con dignidad, le va a cortar la cabeza.
Aquí estàn los desplazados, ellos son las primeras vìctimas de estas medidas irracionalidades y llenas de rencor e ignorancia.
Yo quiero invitarlos a que acepten la verdad de que se han equivocado.
Y si este asunto es de carácter religioso, como lo han dicho los líderes de la comunidad. Entonces apelo a la religión recordando las palabras del más sabio de sus representantes que ofreció la otra mejilla cuando lo habían agredido.
Cristo nos enseñó el valor del perdòn. Esa es la esencia de la religiòn. Si ustedes defienden este asunto como un problema religioso, esta es la oportunidad de ofrecer el perdòn y perdonar a estas familias, que son sus familiares, paisanos y amigos y que hoy sufren el destierro, que están expuestos a otros peligros, que han dejado sus tierras de labor y no tienen techo, ni cobijo ni esperanza para el mañana.
Señoras y señores:
Es tiempo de la reconciliación, es tiempo del perdón, es tiempo de demostrar la grandeza de este pueblo que lleva el nombre de uno de los padres de la patria.
Es tiempo de que ustedes defiendan y demuestren la grandeza del pueblo mixe que proteje a su raza por sobre todas las cosas."

Obvia decir que las palabras del aprendiz de negociador tuvieron impacto entre los jóvenes, no así entre los lidercillos de la comunidad que asesorados por un sindicato de maestros y una liga defensora de derechos humanos se opusieron al retorno y con mentiras y calumnias incendiaron la asamblea estando a punto de secuestrar al aprendiz de negociador a quien filmaron y tomaron miles de fotos, pues ya no lo veían con buenos ojos.

Hubo un conato de bronca que se frenó por una lluvia generosa que alivió del calor a los asambleístas y que seguramente fue mandada por Dios para proteger a los adventistas desplazados que así pudieron salir de la comunidad antes de que fueran agredidos por la turba enardecida.

Los adventistas no han podido retornar a su comunidad.

Y aquel pequeño Oasis en medio de la sierra mixe, no ha dejado de ser un infierno.

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