lunes, 13 de diciembre de 2010

Una experiencia muy santa

Esta me la contó Chencho.
Dice que tenía varios años de no ver a una chica que pretendía y casualmente se la encontró en una plaza comercial de Oaxaca.
La notó más delgada, más pálida y más desganada.
Cuando comenzaron a platicar ella hacia referencias constantes a la "Niña Santa" porque todo le contestaba con referencias a la tal niña. Eso a Chencho no le preocupó, aunque llamó su atención.
Después de un rato, ya más en confianza, ella lo invitó ese día a una misa en la que Chencho podría pedir lo que quisiera. Chencho, por no perder la oportunidad de acompañar a aquella amiga accedió y de ahí partieron a una casa que está por el mercado de abastos y que había sido habilitada como un templo oscuro con un gran esqueleto al centro vestido con una túnica negra. Chencho pensó que se trataba de un acto de satanismo, pero su amiga lo animó y le dijo que podía pedir lo que quisiera. Obviamente Chencho se concentró en su deseo. Aunque la casa aquella estuvo a reventar, con personas mayores, jòvenes, niños, hombres, mujeres, todos llevaban objetos negros en su vestimenta y además llevaban artículos de esqueletos.
Chencho dice que solo pensaba en una cosa que era lo que deseaba desde que vio a su amiga. Al término de aquello que le pareció una pesadilla invitó a su amiga a salir y ya con unas copitas encima terminaron en un hotel del centro de Oaxaca. Dice Chencho que después de haber hecho el amor, terminaron fumándose un cigarro. Y ella le preguntò a él si había pedido un deseo, a lo que Chencho contestó: "---Sí, le mera verdad pedí estar contigo a solas como ahorita y ¿tú?".
Dice Chencho que su amiga lo miró soprendida y le contestó, "--No me digas que también pediste lo mismo que yo."
Ambos se quedaron mirandose mutuamente, al tiempo que ella abundada "---Esa niña, sì que es milagrosa." Dice Chencho que va a ir más seguido al culto de adoración de la "Santa Muerte".

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