viernes, 3 de diciembre de 2010

Peña Nieto y el PRI de Oaxaca

Dicen que los políticos no se preocupan, se ocupan.
Y aquellos que quieren buscar la presidencia del país, caso del Señor Peña Nieto, se tendrá que ocupar de Oaxaca como ahora lo han estado haciendo el PAN, Andres Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard.
A diferencia de la luna de miel que empiezan a vivir algunos partidos, al menos el PRI debe ser motivo de una operación de dimensiones mayores: literalmente se tiene que intervenir.
Como los mejores boxeadores que compiten por un campeonato, el PRI no sólo está tratando de recuperarse de la tremenda golpiza que recibió, sino también y de manera principal, asumir su papel de perdedor de la gubernatura.
Siguiendo con esta analogía, la intervención que necesita el PRI de Oaxaca por los operadores de Peña Nieto tendrá que atender a las siguientes características:
1. No hay liderazgo.
2. Aumenta el conflicto por el control de los recursos.
3. Divisionismo.
4. Afectación moral e incertidumbre.
5. Recuperar el espíritu democrático interno, que desapareció de manera brutal en los dos últimos sexenios.
6. Redefinición del programa de acción local.
7. Retornar a la gestión social.
8. Rescatar el discurso de la identidad priísta.
9. Recomponer la estructura y renovar la representación con un enfoque de competencia política.
La dimensión del problema es mayor, ya que ahora lo hará fuera de la gubernatura.
En las elecciones recientes, hubo una implosión hacia el interior del PRI en la que muchos cuadros emitieron el voto de castigo en contra de su propio partido y principalmente contra sus dirigentes.
La vieja guardia del PRI oaxaqueño está en decadencia y nunca se preocupó por renovar los cuadros
desde la base. La maldición de la jefatura del gobierno y la jefatura del partido, acabó por contaminar al partido y llevarlo hasta afuera del gobierno. Podrán decir misa, pero no hubo altitud de miras.
Como están las cosas en el Estado se requiere de un liderazgo fuerte que necesitará algo más que los recursos económicos para cohesionar nuevamente a la militancia en torno al PRI.
Y la ausencia de liderazgos locales ante la proximidad de una elección presidencial, exige a los suspirantes priístas fuertes, como Peña Nieto, intervenir al PRI en Oaxaca con la anuencia y el apoyo del PRI nacional y con una vigorosa y nueva visión de modernización y que hoy está ausente.

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