lunes, 22 de marzo de 2010

Escepticismo electoral

Así se ve.
En el preámbulo de las elecciones para gobernador, diputados y presidentes municipales la ciudadanía del estado de Oaxaca parece mostrar poco interés por aquello que debiera ser de la mayor importancia para el futuro del estado.
Probablemente esto se deba a que todavía es temprano para el día de la votación---que será el 6 de julio próximo--- y también a que los dos principales precandidatos a la gubernatura del estado, llevan tiempo en campaña.
La sociedad no tiene el mismo sentimiento de premura que existe entre la clase política porque poco o nada se ha dado cuenta que en los estados de la república en donde habrá de renovarse la gubernatura es un laboratorio para la elección de la presidencia de la República que habrá de efectuarse en el 2012.
El discurso de los candidatos locales es previsible y nada novedoso proponen a un estado que se ha caracterizado por una endémica pobreza, marginación y corrupción.
Incluso, el hecho de que la alianza opositora, integrada por los partidos PRD, PAN, CONVERGENCIA y PT, se vayan en coalición en los municipios que se eligen por el regimen de partidos, se ha visto como una limitación a la competencia entre partidos en un régimen democrático.
Independientemente del resultado que se vaya a obtener, ahora es tiempo de renovar la política como la máxima expresión de civilidad para proponer un nuevo rumbo con certidumbre, reto muy difícil para los precandidatos a la gubernatura que no salen de los cliches de costumbre.
La elección para gobernador en Oaxaca está atravezando por una coyuntura que, para bien o para mal, tiene su horizonte en la elección presidencial.
Es decir, Oaxaca---como otros estados---será una pieza más de un rompecabezas donde su prioridad es electorera y nada más.
Lástima, se avizora otra oportunidad perdida.
Ojalá no sea así.

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