martes, 30 de noviembre de 2010

Cambio de gobierno en Oaxaca

¿Qué espera el ciudadano común del cambio de gobierno?

No es cualquier cambio. Por primera vez, después de ochenta años, un gobierno emanado de distintas fuerzas políticas---distintas de la dominante---asumirá la gubernatura.

El ciudadano ordinario espera un cambio en la forma de ejercer el gobierno. Una división de poderes auténtica, donde la soberanía se ejerza con creatividad y compromiso con la ley.

Si bien es cierto que el estilo de gobernar es el hombre, la función de gobierno es la ley.

Parte del anquilosamiento del gobierno en Oaxaca lo constituyen los vicios que por efecto o por defecto se vienen reproduciendo y aceptando de la manera más natural, la corrupción, improductividad y desorden de la administración pública y el gobierno tienen que superarse.

El corporativismo intermediarista altamente nocivo a la democracia y la gobernabilidad en el estado es otro franquestein que se tendrá que meter al orden. El nuevo gobierno no podrá enfrentar de inmediato y abiertamente a los grupos que quedarán insatisfechos por la rebanada del pastel que les haya tocado y recurrirán al poder de las movilizaciones para presionar.

La clave para desestructurar esta casita del terror---donde la araña más fea e insignificante reclama su papel protagónico---, además del arte de la política, está como diría Benito Juárez, en la ley: "La Ley, que es mi espada y mi escudo".

El nuevo gobierno tendrá que utilizar algo más que la imaginación para hacer creer que las reformas estructurales impulsadas por la federación, más o menos matizadas de un falso redencionismo modernista, son su propuesta de gobierno. El ciudadano común espera del nuevo gobierno que tenga los suficientes tamaños para encauzar verdaderamente al Estado por el camino del desarrollo con equidad y justicia. Pero este camino NO es nesariamente el que le indican algunos proyectos del gobierno federal.

El ciudadano ordinario también espera que el nuevo gobierno---que según se ha visto cuenta con el apoyo de otros ex gobiernos oaxaqueños, no repita las mismas fórmulas de quienes en su momento evidenciaron hasta el hartazgo sus límites: fingir el cambio para no cambiar.

Veremos.

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