martes, 4 de mayo de 2010

Los límites de la democracia

Es una auténtica partidocracia.
De pronto los partidos han decidido qué le conviene al ciudadano y le ofrecen el remedio para todos sus males, a la manera en que se le da a un gatito atole con el dedo.
En Oaxaca la democracia se ha polarizado, e independientemente de qué lado estés, solamente podrás ver a los buenos contra los malos.
Por un lado, el PRI con su rémora de turno, el PVEM, y por otro lado, los partidos PAN, PRD, PT y CONVERGENCIA, unidos en una coalición.
Los líderes de los partidos nacionales vuelcan su inusitado interés en Oaxaca,que repentinamente se coloca en el centro de sus agendas políticas. ¿Por qué ahora?
Porque estos estados suman votos, recursos e infraestructura para las elecciones en que habrá de renovarse la Presidencia del país.
Las propuestas de los principales candidatos no son, en estricto sentido trascendentales---motivo de otra futura colaboración en este espacio-- y por lo mismo, no van al fondo de los problemas que aquejan a esta entidad de endémica pobreza.
El carácter antidemocrático de los partidos se está evidenciando en los municipios y en las regiones donde el espíritu del pluralismo político y la iniciativa ciudadana se ven francamente limitados por las reglas del juego de las coaliciones.
Gane quien gane, no se augura un cambio de fondo.
A los partidos nacionales les interesa únicamente la coyuntura de la sucesión presidencial.
Oaxaca, Chiapas, Guerrero y los demás estados que encabezan la lista del subdesarrollo deberían ser tema de seguridad nacional, no de un simple interés electorero.

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