miércoles, 26 de mayo de 2010

Robo de infante en tienda departamental

Era una tarde como cualquiera.

En la tienda departamental el movimiento era normal. La señora Delgado iba acompañada de su pequeño hijo de unos cinco años y de su cuñada. Como es usual, iban platicando sobre los productos y el niño inquieto no muy alejado de ellas ya se adelantaba, ya se retrasaba, donde su curiosidad lo llamaba.

No perdían de vista al niño cuando una oferta de colchones llamó su atención. Platicaron sobre la calidad e hicieron un par de bromas, rieron creyendo que el niño estaba oculto por el apilamiento de los colchones. Lo llamaron, pero él no contestó. Un presentimiento les advirtió que algo no andaba bien. De inmediato lo buscaron gritando por su nombre. Recorrieron los pasillos, las áreas y en medio del llanto solicitaron la intervención de los encargados de seguridad, que después de vocear al niño determinaron cerrar la tienda.

Los guardias preguntaban alrededor si habían visto a un niño con las características descritas, pero nadie lo vio salir. De pronto un grito de una empleada de limpieza llamó la atención de todos cuando dijo "aquí en el baño hay encerrado un niño, pero no es como el que andamos buscando."

La madre se apresuró para ver al niño que yacía dormido. Era su hijo. Vestía con ropa de otro color y tipo y llevaba media cabeza rapada. Los robachicos no terminaron de cortarle el pelo y lo abandonaron en el sanitario.

Esto le sucedió a una amiga de mi suegra en una tienda departamental en la ciudad de Oaxaca la semana pasada.

Cuando vayas de compras, no pierdas de vista a tus hijos, porque alguien más los está mirando.

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