jueves, 18 de febrero de 2010

Política a la oaxaqueña

Fue como en los viejos tiempos.
Por una feliz coincidencia encontré en una cafetería de la ciudad de Oaxaca a dos viejos amigos de mis tiempos de burócrata de la federación. Más o menos de la misma generación, solíamos reunirnos en algún Samborns del DF para componer el mundo a patadas y después de discutir hasta rabiar terminábamos fijando la próxima fecha para reunirnos y continuar con nuestro gozoso remiendo de lo imposible.
En esta ocasión no pude evitar la pregunta que naturalmente se le haría a alguien que vive en Oaxaca, ¿cómo está la cosa política por acá?
Dije que sólo sé que habrá elecciones para la gubernatura, para diputados locales y presidentes municipales y que en Oaxaca cualquier análisis tiene pertinencia porque somos un estado mágico en el que cualquier cosa puede pasar.
Como no convencí a mis amistades, que saben de mi manejo filoso del bisturí desde mis tiempos de juventud, de mis pretensiones reformistas y mi enconado desprecio por la corrupción, empezaron a provocarme para hablar sin tapujos de mi experiencia como empleado de gobierno y ahora ex empleado.
Creo que no tuve que exagerar las cosas para decir que se puede mejorar mucho Oaxaca, la función de gobierno y la administración pública. El papel de los poderes del Estado y la necesidad de impulsar reformas que nos saquen de la lista de los estados perdedores de la república, aquellos que se destacan por su endémico subdesarrollo.
Después reviré la pregunta para ver cómo nos ven desde fuera y literalmente dijeron:
"Ustedes tienen mala suerte porque han tenido gobiernos muy corruptos y muy ineficientes".
"El problema de Oaxaca es que han tenido malos gobiernos, malas oposiciones y malísimos políticos".
"Oaxaca seguirá siendo una isla bananera si la ciudadanía honesta y comprometida con todos los oaxaqueños no toman por asalto los partidos y renovan las prácticas políticas que vienen reproduciendo desde la colonia".
"A la federación le conviene un estado retrasado con políticos corruptos porque de esa manera el poder transnacional seguirá expoliando a su estado"
Dejé que se desahogaran, pero cada sentencia era como una pesada loza que me descubrían sobre la espalda en mi calidad de ciudadana originario de Oaxaca.
Creo que es la única discusión en que les he dado la razón.
Me consta.

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