lunes, 24 de agosto de 2009

LA SALIVA HISTORICA DE SANTA ANNA

México, 1866:

i) Benito Juárez galopaba con su gobierno itinerante para alcanzar la gloria.

ii) Maximiliano cosechaba simpatías en México mientras el Imperio se le escurría como agua entre las manos.

iii) La emperatriz Carlota, de vuelta a Europa, perdía la razón, por lo que las iglesias mexicanas abarrotadas principalmente por indígenas, rezaban para que recuperara su salud.

iv) El General Antonio López de Santa Anna, desterrado en Nueva York, mordisqueaba un pedazo de tronco de árbol, de los que recibía con regularidad desde Tabasco, mientras leía los despachos que daban cuenta del país que contribuyó a mutilar.

v) James Adams, su joven y emprendedor secretario privado y su traductor, aspiraba a sacarle algún provecho al General Santa Anna o a México.

vi) Me imagino que Adams escondía con celo científico los residuos masticados de aquel árbol que escupía con frecuencia su Alteza Serenísima. Y que habiendo acopiado una buena masa la hirvió y la probó, determinando que se podría mejorar.

vii) Pepe Bulnes, en su biografía de Pino Suárez, comenta que la pasta que masticaba el General Santa Ana, el joven James Adams "la coció y la mezcló con algunas sustancias, dándole sabor y olor con azúcar y menta, obteniendo un producto que pronto aceptaría el público. Y para lanzarlo al mercado, reunió a un grupo de inversionistas que aportaron el capital para instalar la maquinaria que produce, para las quijadas del mundo, millones de pastillas de chicle procedente de Tenosique, Tabasco."

viii) En conclusión, esa podría ser la aportación a la humanidad a la que contribuyó su Alteza Serenísima, consistente básicamente en el acto de escupir.

Qué ironías de la historia...

J. Edgar López G.

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