viernes, 7 de octubre de 2016

Promueve el Partido Acción Nacional permiso para matar



La promoción que hace el Partido Acción Nacional en el Senado de la República para que ciudadanos porten armas en sus negocios y vehículos tiene un doble fondo, ya que esta disposición ya está prevista en el artículo 26 de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, que regula el Artículo 10 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Como se recordará, el Artículo 10 Constitucional determina que los habitantes de nuestro país tienen derecho  a poseer armas en su domicilio y remite a la Ley Federal respectiva el caso de la portación de armas y en la que quedan comprendidas jurídicamente ya las hipótesis de la portación de armas en el  automóvil y en los negocios.

Si ya existe esta previsión de ley, es probable que la intención del Partido Acción Nacional no sea estrictamente modificar el Artículo 10 de la Constitución, sino el Artículo 5º  de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos que determina la política del Estado Mexicano respecto a las armas, ya que faculta al Ejecutivo Federal, a los Gobiernos de los Estados, al Distrito Federal y a los Ayuntamientos para realizar campañas educativas permanentes que induzcan a reducir la posesión, la portación y el uso de armas de cualquier tipo.

Esta política de Estado limita que poderosas compañías productoras de armamento puedan tener libre el camino para la venta de armas a discreción en nuestro país, aunque,  debido a la corrupción y el poder de las mafias, México se encuentre entre los países donde existe un alto tráfico ilegal de armas.

Si se llegara a modificar el sentido de esta política de estado propiamente prohibicionista, se daría el primer paso para la posterior liberación del mercado de armas en México y probablemente México sería lo más parecido al mercado de armas estadunidense, donde la cultura de las armas ha generado frecuentes masacres.

Desde una perspectiva de políticas públicas es muy dudoso que la liberación gradual del mercado de armas en México, como parece que lo pretende el Partido Acción Nacional, tenga un efecto positivo en el combate a la delincuencia. En primer lugar porque la posesión o la portación de un arma no garantiza que disminuya o se frene una amenaza y en segundo lugar porque el ciudadano no puede hacerse justicia por propia mano.

La fragilidad de la propuesta panista deja de lado las causas estructurales del problema: combatir la delincuencia desde sus raíces y combatir la impunidad, aspectos en los que ha dejado mucho que desear.

Más allá de todo lo que se desprende de este desapego del PAN a la tradición pacifista de la República Mexicana—y sus oscuras intenciones de crear de facto un permiso para matar--- queda demostrado que México seguirá siendo territorio en disputa de los intereses ajenos y extraños al progreso nacional.

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