martes, 22 de julio de 2014

La muerte de Benito Juárez



¿De qué murió Juárez?

En este mes de julio se cumplieron 142 años del fallecimiento de Don Benito Juárez.

Mucho se ha especulado en torno a su muerte ocurrida el 19 de julio de 1872.

Hoy en día se habla de un posible envenenamiento en venganza por la muerte de Maximiliano y aunque existen estudios para tratar de confirmar la causa de su deceso, todavía es impreciso determinarla bien a bien.

En el acta de defunción de Benito Juárez (19 de julio de 1872) se especifica como causa de su muerte “una neurósis del gran simpático”, esa es la versión oficial de la época. Por otro lado, se atribuye a su médico de cabecera el doctor Ignacio Alvarado, señalar que se trató de una angina de pecho y él documenta clínicamente los síntomas y signos que sufrió en sus últimas horas de vida.

Con motivo del primer centenario del fallecimiento del Presidente Juárez, el 17 de mayo de 1973, el doctor José Miguel Torre, presentó ante el Colegio Nacional un estudio en el que señala que con base en la información del doctor Alvarado se puede determinar como causa de la muerte del Coloso de Guelatao un infarto al miocardio.

Apoya esta hipótesis el destacado cardiólogo  Ignacio Chávez, ya que no es sino hasta 1912, cuando se diferencia la angina de pecho del infarto al miocardio, que es la hipótesis más contundente hasta nuestros días.

A continuación algunos datos sobre la evolución de su enfermedad, obtenidos del tomo 15 de la obra “Benito Juárez”, Documentos, Discursos y Correspondencia, compilados por Jorge L. Tamayo (Editorial Libros de México, S.A., México, 1975).

En octubre de 1870 Juárez enfermó de gravedad e, incluso, el Congreso constituyó una comisión para darle seguimiento, pero se recuperó.

El 20 de marzo de 1872, mientras sostenía una entrevista con el licenciado Emilio Velasco, político y periodista destacado del periódico El Siglo XIX, sufrió de un ataque al corazón.

El 8 de julio del mismo año, durante una visita a un orfanatorio sintió una punzada en el corazón y se puso pálido, pero se recuperó.

Unos días más tarde, por la mañana del 17 de julio, estando en su despacho, sufrió dos ataques que le hicieron interrumpir brevemente sus labores, pero las concluyó sin inmutarse frente a sus colaboradores.

Relatan que por la noche de ese día, el Presidente Juárez se mostró alegre y de buen humor.

El 18 de julio, el Presidente requirió los servicios médicos del doctor Ignacio Alvarado y también lo asistieron momentáneamente otros médicos. Sufrió varios ataques, pero él se mantenía incólume frente al sufrimiento y aún así seguía atendiendo los asuntos oficiales. Por la noche de ese día se consigna que no pudo dormir bien por su malestar.

En la mañana del 19 de julio  manifestó que se sentía muy cansado y durante todo el día tuvo dolores en la región cordial.

Después de despachar diversos asuntos, a las siete de la noche de ese día se retiró a la cama y se menciona que empeoraba progresivamente, desde luego, sin dejar de atender seriamente los asuntos que le reclamaba su papel de presidente.

A las nueve de la noche, su médico de cabecera, el doctor Alvarado, advierte a la familia que estima que le quedarán unas tres horas de vida al Presidente. A Juárez le aumentan los dolores en el pecho y tiene violentas náuseas. Se le inyecta morfina sobre el lado izquierdo del pecho.

A las diez de la noche, Juárez llama a Camilo, un criado al que estimaba bastante, oriundo de la sierra de Ixtlán y le pide que le ponga la mano sobre la parte del pecho que le duele mucho. Camilo obedece, lleno de lágrimas.

Juárez sufría los dolores.

A las 11:25 Benito Juárez, sentado tranquilamente sobre su cama, se recuesta sobre su lado izquierdo, poniendo su cabeza sobre su mano. Cinco minutos más tarde, exactamente a las 11:30 horas de ese 19 de julio de 1972, el Presidente Juárez, sin inmutarse, sin agonía aparente, exhala el último suspiro e ingresa a la eternidad.

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