viernes, 14 de marzo de 2014

Venta de mujeres en Oaxaca 2a y última parte.

San Andrés Chicahuaxtla, Oaxaca. De muy buena fuente. Hace un par de años.- Es la zona triqui alta--de las montañas pues--, donde el viento pega como puñal de cristal en la cara, dejando quemada la piel y con un ardor insoportable para quienes no están acostumbrados a este clima helado.

La neblina se va diluyendo y las figuras de las personas empiezan a dibujarse como sombras bajo un incipiente y desdibujado disco solar que parece un foco de baja intensidad, pese a que son ya las ocho de la mañana.

Una camioneta de redilas con la luz encendida le toca el claxon a un grupo de niños que cruzan jugando la calle y que se dirigen a la escuela, algunos niños le gritan en su lengua al conductor "¡eres niña!". El regordete conductor no entendió y continúa su trayecto con su otro acompañante hasta estacionarse en una pequeña tienda donde pregunta a quemarropa: -Disculpe, ¿dónde se puede comprar aquí una mujer?.

La señora de la tienda, cubierta con su típico huipil habla el español, se desconcierta por la pregunta, pero educadamente le contesta que pregunte en la presidencia municipal, que ahí le darán informes.

El camino está un poco empinado. Los dos hombres de la camioneta con placas del Estado de Puebla descienden de la camioneta y prefieren caminar. Se dirigen a la Presidencia donde le plantean la misma pregunta a un topil, que aún cuando sí entiende el español, finge no hablarlo y se hace entender con señas para que esperen. Rápidamente avisa al Presidente Municipal, que localiza a otros integrantes del cuerpo edilicio y se apersonan en el municipio donde se desarrolla un diálogo más o menos en estos términos:

- Buenos días, señores, en qué puedo servirles, yo soy el Presidente Municipal.

- Buenos días, señor Presidente, mire, somos comerciantes del estado de Puebla y nos informaron que aquí podemos comprar a una mujer. Queremos dos y pagaremos una cantidad razonable.

- ¿Cuánto es "una cantidad razonable"?

-Pues no sé, nos dijeron que tal vez de 10 mil a 30 mil pesos.

- Ustedes son comerciantes, ¿les parece eso un precio justo por una vida humana?

- Bueno, podemos negociar.

- ¿En cuánto valoran su vida? ¿Cuánto cuesta usted, por ejemplo? Yo podría ofrecerle ahorita mismo 15 mil pesos en efectivo, por usted que está más gordo.

- ¡Ejem! Creo que no nos estamos entendiendo. Nos informaron que aquí podíamos conseguir mujeres en venta.

- Pues claro que no se les entiende ni madres, ¿cómo chingaos creen que se puede vender una vida humana? Si lo que ustedes buscan es un putero, creo que han perdido mucho tiempo y también han perdido la razón. Dicen que son de Puebla, pues conozco Puebla. Es un lugar bonito. Se parece un poco a la Ciudad de Oaxaca, pero es más grande y ordenada. Ahí hay muchos bares con mujeres muy bonitas que se venden por 300 o hasta 700 pesos, ¿por qué vinieron a buscar tan lejos? Aquí no necesitamos esos servicios.

- No señor Presidente, no se confunda, nosotros no queremos una mujer para una relación sexual de un rato, buscamos pareja, esposas, nos han dicho que las mujeres de aquí son trabajadoras, honradas, saben tejer, cocinar, se casan jóvenes y salen buenas madres para los niños.

- Bueno, eso es distinto, si ustedes buscan esposa tendrán que hacerle la lucha a ver quién les hace caso, pero no me salgan con la pendejada de que aquí se vende a las mujeres como si fueran fruta o animales de traspatio.

- Discúlpenos señor Presidente, lo que pasa es que nos dijeron que sí era posible.

- Pues les dijeron mal. Seguramente algún pendejo les desinformó sobre nuestra costumbre en el matrimonio.

Para su conocimiento aquí las mujeres se casan a partir de los 14 años y los hombres a partir de los 16.Y ustedes ya se ven mayorcitos para conseguir una mujer joven.Aquí nuestros usos y costumbres permiten que los padres puedan escoger, cuando sea el caso, a la pareja de su hijo.

Para eso tienen que solicitar la intervención del "hombre-grande", que en lengua triqui significa el hombre de razón, de pensamiento, que es un hombre católico, casado, que conoce la tradición de nuestros dioses prehispánicos, como el sol, la luna, la madre tierra, el fuego y que conoce también sobre la religión católica.

Si el "hombre grande" acepta representarlos, ustedes tendrán que preparar una dote de artículos no perecederos, que hable de su capacidad económica y tendrán que apersonarse en casa de la mujer deseada a partir de la una de la tarde y si no les abren tendrán que esperar hasta las seis de la mañana.

Si a esa hora ya no les abrieron, tendrán que regresar de nuevo a partir de la una de la tarde y así sucesivamente, si no les abren a lo largo de nueve días, se podrán ir por dónde llegaron, ya que no les interesa a esa familia establecer lazos consanguíneos con ustedes.

La gente joven inicia esta solicitud preferentemente los días lunes y miércoles y como ustedes están ya mayorcitos, tendrían que iniciarla el sábado, que es día dedicado a las solteronas y las viudas con deseos de casarse.

Aquí se casan como en cualquier lugar y si algún padre de familia estima que la dote tiene que ser en efectivo, tendrán que aceptar la propuesta que él fije, sin que esto signifique la venta de su hija.

-¿Pero nos podemos llevar a la mujer, en caso de que acceda?

-Pues claro, de eso se trata, pero donde quiera que vayan los padres de la joven los podrán visitar porque el matrimonio será como en cualquier lado y será para siempre. Aquí no existen esas mamadas de divorciarse o separarse. Este no es otro mundo. Usted se casa, usted cumple.¿Queda claro?

-Entendemos perfectamente señor Presidente, le agradecemos que nos haya explicado la situación.

-No me agradezcan ni madres, si son hombres tengan el valor de conquistar a una mujer como los machos y no piensen que por ser comerciantes pueden ponerle precio a todo porque, si no tienen madre y si tienen suerte tal vez algún día tendrán hijas y las quieren vender, pues traíganlas aquí y a lo mejor se las compramos.

-¡Qué pasó, señor Presidente, más respeto!

-¡Ah!, ya se dieron cuenta de su grandísima pendejada. Bueno, ahora será mejor que se larguen porque mis topiles no hablan español y ya los están viendo feo y yo no respondo porque yo no los estoy ofendiendo, como ustedes sí están ofendiendo a mi raza.

- Lo sentimos mucho, señor Presidente, discúlpemos, en seguida nos retiramos.

Y aquellos dos obesos sujetos se regresaron por donde llegaron ya con una neblina más despejada que permitía una mayor visibilidad, sin saber que entre las autoridades municipales de San Andrés Chicahuaxtla se encuentran personas muy preparadas, incluso con posgrado.

PD
Le agradezco a mi amigo Fulgencio, masón grado 33 de San Andrés Chicahuaxtla por la información brindada para esta colaboración.

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