martes, 18 de septiembre de 2012

Elogio de Oaxaca


Gutierre Tibón, en su libro "Aventuras en México", (Diana, 1989), dedica un capítulo a cada estado del país.

En su elogio de Oaxaca, escrito en 1955, el gran sabio hace una introducción que vale la pena reproducir:

"(...) Los zapotecos y mixtecos no eran tan sólo grandes arquitectos, escultores y orfebres, sino notables ingenieros. Para retener las aguas de la lluvia y al mismo tiempo evitar la erosión, construían amplias terrazas agrícolas.

"Volando de Oaxaca al mar se atisban varias de esas terrazas; sólo en Monte Negro ya más de cincuenta, que cubren toda la montaña, desde el valle hasta la cumbre; una magistral técnica antigua, que puede servir de ejemplo a los agricultores mexicanos de hoy y mañana.

"De la estirpe de los constructores de Monte Albán era Benito Juárez, zapoteco puro, que en un momento crítico de la historia se volvió árbitro de la política intercontinental. Hace diez años hice mi primera visita a su cuna Guelatao. Conocí a los Juárez que todavía viven en la aldea, humildes campesinos, y consideré un honor compartir su mesa. Hace poco estuve, por segunda vez, en Guelatao, y los Juárez me recibieron como a un viejo amigo. Por ellos supe que en la vecina Analco moran unos tlaxcaltecas, descendientes de los aliados de Cortés, que se quedaron allí, en el corazón de la sierra zapoteca. Conservan celosamente un lienzo, parecido al famoso lienzo de Tlaxcala. Creyeron que el antiguo documento de su origen y valor les daba derecho a volver a su provincia al cabo de cuatro siglos y, en tal sentido, hicieron una petición al gobernador. Pero éste tuvo que contestarles que no les podía dar tierras, por ser Tlaxcala un Estado pequeño y con gran exceso de población. Les aconsejó que buscaran otro asiento en Oaxaca, que es muy extenso y fértil.

"(...) Para tejer el elogio de la Ciudad de Oaxaca necesitaría mucho espacio. En el templo de Santo Domingo descubro siempre nuevos detalles de maravilla. La atmósfera de Oaxaca en las fiestas navideñas se me antoja incomparable; la mejor tradición culinaria mexicana sobrevive en algunas fondas modestas, cuyas dueñas son cocineras de gran categoría.

"Y hablando de mujeres oaxaqueñas: en ninguna parte del mundo he visto una auténtica elegancia colectiva, un lujo inteligente y un garbo tan exquisito como en el mundo femenino del Istmo de Tehuantepec. Quien me tache de exagerado, vea un baile de fin de año en Tehuantepec o asista a las fiestas de mayo en Juchitán.

"Una característica sobresaliente de los oaxaqueños -todos, los de tierra fría, los de los valles centrales y los de la costa-- es su musicalidad. Hace años tuve la gratísima sorpresa de escuchar, en un pueblo serrano de difícil acceso, Ixtlán, una admirable ejecución del preludio de 'La Urraca Ladrona' de Rossini. La banda la formaban campesinos de huarache; pero, ¡qué disciplina, qué ritmo, qué sensibilidad! También vi, en Ixtlán, una guelaguetza, la fiesta de las ofrendas, quintaesencia de lo oaxaqueño.

"Oaxaca: región productora de ingenios. Por supuesto, entre los ingenios políticos descuellan Benito Juárez y Porfirio Díaz; entre los literarios, el novelista y filósofo José Vasconcelos, el sutil Andres Henestrosa y el sabio Gonzalo Báez Camargo; entre los pintores, Miguel Cabrera, que floreció a fin del siglo XVIII, y Rufino Tamaño, uno de los 'cuatro grandes' de la pintura mexicana contemporánea."

No hay comentarios:

Publicar un comentario