jueves, 20 de octubre de 2011

Requiem por un amigo

Yo lo considero un maestro.
Al periodista Miguel Angel Granados Chapa lo conocí en mis años de estudiante de preparatoria, cuando yo trabajaba en la Librería Gandhi de Coyoacán.
Granados Chapa, invariablemente, se daba tiempo los fines de semana para visitar esa librería y conocer las novedades editoriales. 
Hacia adquisiciones generosas de libros de actualidad de diversas materias.
Por sus pláticas con él sobre los libros que leía, era notorio que era un lector disciplinado.
Una vez, con motivo de un concurso de géneros periodísticos convocado por varios periódicos y el Conaculta, él tuvo la generosidad de concederme un amplio de su muy valioso tiempo para dar una entrevista al aprendiz. Con paciencia y generosidad expresó sus ideas, sin ningún recelo y sin ninguna molestia por tratarse de un periodista consumado que era entrevistado, contrario a muchos periodistas menores que contestan "la entrevista la hago yo".
Le ofrecí regresar con la entrevista por si quería opinar al respecto, pero el se negó y me contestó: "El periodista siempre debe ser responsable de lo que escribe".
Con esa entrevista ganamos un lugar a nivel nacional en el concurso de periodismo juvenil.
Lo visité un par de veces más en sus oficinas y las circunstancias y el tiempo habrían de hacernos coindicir además de la Gandhi, en la Universidad Autónoma Metropolitana, a la cual él era un destacado expositor en las múltiples mesas redondas, debates y conferencias que organiza la UAM e inclusive, en otros foros que le abría su fecundo quehacer intelectual.
Recuerdo una vez un encuentro en el que coincidió Granados Chapa con Carlos Monsivaís y al término del evento, Monsivaís comentó en corto con un poco de sorna: "No tuve ninguna pregunta difícil" y un servidor, interrumpiendo le solté a Monsivaís a quemarropa: ¿Por qué no cantó el himno nacional?
Carlos Monsivaís tosió y se hizo a un lado, mientras Granados Chapa con una sonrisa de oreja a oreja le dijo "¡Ahora sí te atraparon!".
Valga este pequeño recuerdo por un gran maestro del periodismo mexicano actual, ejemplo de congruencia y talento.



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