viernes, 8 de abril de 2011

No somo un país futbolero

Pareciera lo contrario.
Realmente los mexicanos no somos un país futbolero.
Amar el fútbol significa ser congruente con el espíritu deportivo.
En el fútbol hay un árbitro que está atento a su función y saca oportunamente las tarjetas amarillas y expulsa cuando alguien comete una falta. Y el expulsado acepta las reglas del juego, porque el árbitro procura ser imparcial y el futbolista reconoce a la autoridad.
En el fútbol se evita romper las reglas y cuando alguien lo hace se le aplican las penalidades de rigor: penaltis, tiro libre, saque de banda...se aplica el reglamento y se respeta, pues.
En el fútbol hay trabajo en equipo, cada uno reconoce su papel y está consciente de que a veces el volante tiene que ponerle la pelota al delantero para que aquél meta gol y de ese modo beneficie al equipo. En el fútbol el balón no tiene dueño y el portero tiene que cuidar que no le vayan a meter gol.
Comparando la realidad de la vida política y social de nuestro país con el fútbol, en muchos aspectos y contrario a todo lo que podría pensarse, realmente estamos muy lejos de amar el fútbol, ¿o no?

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