lunes, 4 de abril de 2011

Cuando el efecto invernadero nos alcance

La Ciudad de Oaxaca tiene un clima envidiable.
Uno puede dormir en las noches en la vía pública sin necesidad de techo ni cobija. Tal vez por eso la Ciudad es tan ocupada en las manifestaciones sociales para dormir literalmente en plena vía pública.
Sin embargo, este placentero ambiente algún día se va a terminar.
Cuando miramos desde lo alto el valle de la Ciudad de Oaxaca de Juárez vemos con pena cómo la zona montañosa se está desforestando a una velocidad increíble.
Si bien es cierto que desde tiempos antiguos empezó el desastre ecológico por el uso de la leña, también es cierto que poco se ha hecho para reforestar.
El crecimiento urbano desordenado, la invasión de terrenos de cultivo o de reserva ecológica y la tala inmoderada hacen crecer la deforestación como un cáncer en el valle de Oaxaca.
Zonas como San Felipe, Huayapam y Tlalixtac, que son los auténticos pulmones de la verde antequera dejan ver cada vez más construcciones habitacionales, más espacios deforestados y la tierra expuesta como carne viva del cerro, sin que nadie haga nada.
Al menos nos consuela que si el clima se vuelve insoportable---por la falta de humedad---, los manifestantes tendrán que pensarlo dos veces antes de ocupar como dormitorio las vías públicas de la Ciudad.

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