domingo, 15 de septiembre de 2024

DOS ATENTADOS FALLIDOS CONTRA LA VIDA DE BENITO JUAREZ












A lo largo de su vida política Don Benito Juárez fue víctima de múltiples persecuciones, traiciones, sublevaciones, complots e intentos de asesinato.

Y no fue por cualquier cosa.

Junto con los hombres de la Reforma proyectó a México a una nueva dimensión de país digno y soberano. Y su liderazgo se caracterizó siempre por una honestidad indiscutible con un gran amor por la Patria. Fue un hombre respetuoso de la ley y de las instituciones y siempre tuvo una gran convicción por la justicia. 

Cuando los escasos tiempos de paz se lo permitían, Juárez hacía vida social y su gran empatía por el pueblo le generaba una gran cantidad de ahijados y compadres, por lo general aceptados de buena fe, aunque no faltaron algunos ilusos que cometieron ilícitos, creyendo que su relación de compadrazgo con el Prócer los exentaría de la justicia.

Primer intento de homicidio

La tarde del 9 de marzo de 1853, Don Benito Juárez salió del edificio de Ciencias y Artes del Estado, del que era director y se dirigió a su domicilio ubicado en la calle que hoy se llama “Cinco de Mayo” y que está emplazada con una vista privilegiada hacia el Templo de Santo Domingo de Guzmán.

Después de comer en compañía de su familia, subió al balcón que da a la calle, con su esposa, doña Margarita Maza y mientras disfrutaban apaciblemente del paisaje, un sujeto que merodeaba en la calle disparó con una pistola hacia Don Benito Juárez. 

El estruendo del revólver cimbró la tranquilidad del atardecer y por fortuna el proyectil se incrustó en una pared de la habitación, dejando a salvo a la pareja Juárez Maza, mientras el agresor se escondió en la casa de enfrente

Benito Juárez identificó al atacante. Se trataba de uno de sus compadres de Juchitán, Máximo Ortíz, que un par de años atrás había organizado y dirigido una rebelión en el Istmo, la cual fue combatida y sometida por Benito Juárez, a pesar de su compadrazgo.

Ortíz no se lo perdonó y en venganza trató de asesinarlo.

Con este propósito, Máximo Ortíz se fue a vivir con su esposa a la Ciudad de Oaxaca y rentó una casa justo frente a la de la familia Juárez Maza. Con discreción estudió los movimientos de Juárez y planeó el crimen. Por eso cuando falló el disparo, corrió hacia el interior del inmueble que rentaba, imaginando que nadie lo identificaría.

Sobre la calle se había generado un gran escándalo. Los gritos de que habían intentado asesinar a Benito Juárez alertaron a la gente y una gran cantidad de personas se concentraron ahí para ver qué ocurría. Juárez era querido y respetado. Por eso cuando lo vieron salir de su casa con el rostro enfurecido y portando una pistola nadie lo cuestionó. Juárez se introdujo al domicilio de enfrente en cuyo fondo se asomaba por las ventanas su compadre Ortiz y su señora con evidente nerviosismo.

Fue un acto temerario de Benito Juárez porque Ortiz pudo haberle disparado nuevamente, con una menor distancia y un objetivo más visible y solitario. 

Sin ningún temor y con la mayor determinación le gritó a su compadre para que saliera. Pero el fallido homicida se acobardó y se escondió. En su lugar asomó la cabeza su comadre, llena de estupor y sorpresa. 

Entonces, Juárez le dijo a la señora: “Dígale a mi compadre que si quiere matarme que salga, pero que lo haga de frente.” Y a pesar de ese reto, Máximo Ortíz no respondió y cuando Juárez se hubo retirado, Ortiz y su esposa huyeron de inmediato.

Juárez le perdonó la vida y no lo llevó ante la justicia por las condiciones políticas adversas que se habían generado en el país, mientras el odio de Ortiz se mantendría y aliado con los santanistas logró colmar algunas de sus ambiciones políticas, encontrando al final su lugar en la historia como un traidor y cobarde malagradecido.

Segundo intento de homicidio

A dos meses de haber sufrido un atentado contra su vida. Benito Juárez fue tomado preso por órdenes del Presidente Santa el 23 mayo de 1853.

A Juárez lo apresaron en Etla y mientras lo conducían a la Ciudad de Oaxaca, a la altura del Marquesado, un agente del gobierno le realizó un disparo con arma de fuego, mismo que milagrosamente no le tocó a Benito Juárez.

Ante el escándalo y la protesta social por este intento de homicidio, al gobierno de Santa Anna, no le quedó otra que expulsar del país a Benito Juárez, iniciándose de este modo una hazaña maravillosa para ls historia nacional porque al mantenerse con vida, Juárez pudo reivindicar la soberanía y el imperio de la ley.

Libro base para el desarrollo de esta colaboración:

“Oaxaca en la Historia” de Jorge Fernando Iturribarría(Edit. Stylo, México, 1955).


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