miércoles, 12 de junio de 2019

La tragedia del archivo de Nochixtlán
















(Vista del Palacio Municipal de Nochixtlán reconstruido, desde el atrio del templo católico)


Asunción Nochixtlán, Oaxaca.- El domingo 19 de junio del 2016 fue un día aciago para la historia de Nochixtlán.

Su virtud y su amenaza consiste en que la autopista México-Oaxaca pasa por el municipio, caracterizado por una posición geoestratégica para entrar o salir de Oaxaca y también para entrar o salir de la mixteca oaxaqueña, motivo por el que también se le conoce a esta población como la puerta de entrada a la Mixteca Oaxaqueña.

En una historia que aún está por escribirse, de pronto los ciudadanos de Nochixtlán se vieron envueltos por el conflicto. Todo empezó cuando, aproximadamente a las 07:30 horas de la mañana de ese domingo, las campanas de la población empezaron a sonar en toque de alarma, convocando a la ciudadanía al atrio de la iglesia. Varias personas señalaron que la policía estaba desalojando a los maestros que llevaban varias semanas bloqueando la autopista.

También dijeron que habían muerto muchos manifestantes y solicitaban el apoyo para atender a los heridos y para defender a las personas que eran desalojadas con violencia.

Muchos ciudadanos se alistaron para pelear contra la Policía Federal, entre los rumores de una supuesta invasión de cientos de policías armados a la comunidad, mientras que el ruido de los balazos y el humo de los carros quemados habían convertido en zona de guerra ese lugar cerca del panteón municipal.

Pronto, organizaciones sociales de la región, aliados de los maestros empezaron a llegar para participar en la batalla.

Al medio día, en medio de la confusión algunos ciudadanos culparon a las autoridades municipales de haber convocado a la policía y en venganza quemaron algunas unidades de motor, una en el interior del palacio municipal y otras afuera.

Al calor del fuego y de los rumores, personas avezadas determinaron que había que quemar las oficinas de la policía municipal y de tránsito estatal, ubicadas en la parte oriente del municipio y que simbolizaban al enemigo y la opresión. La refriega se mantenía con la llegada de más policías y de más apoyos de organizaciones sociales de la mixteca y aliadas de los maestros que llegaban a Nochixtlán.

Según algunos testigos, más o menos como a las 19:00 horas de ese domingo, la gente estaba asustada y enardecida y con todo su coraje le prendieron fuego a las oficinas del Registro Civil, ubicadas en la parte poniente del edificio. Afirman algunos testigos que entre las personas que regaron la gasolina para quemar el palacio había algunas que no eran de Nochixtlán.

Llama la atención, dicen, que antes del fuego total se registró un saqueo en el interior del Palacio Municipal, en el que algunos tomaron lo que pudieron, perdiéndose entre otros objetos, un antiguo bastón de mando con empuñadura y casquete de plata.

El fuego convirtió rápidamente en un horno todo el edificio de gobierno.

La galería de fotos de los presidentes municipales colgadas de las paredes del lugar, empezaron a arder y algunas se perdieron para siempre, porque no será posible volver a conseguirlas.

Rápidamente el fuego se extendió y consumió uno a uno los documentos del archivo histórico municipal, reduciendo todo a cenizas.

Personas de la localidad dicen que no es la primera vez que la turba enardecida quema el palacio municipal, en la historia de Nochixtlán ya hay estos antecedentes; sin embargo, dicen, esta sí es la primera vez que queman el Registro Civil y prácticamente todo el edificio municipal.

Al quemarse el archivo municipal, Nochixtlán perdió fuentes importantes de su historia, de la documentación de su gobierno y de la fundamentación para legalizar muchos actos y acciones. Por lo pronto, dado el rezago en el registro de la identidad principalmente de las personas mayores, muchas personas tienen problemas severos para reconstruir su existencia legal, ya que el fuego desapareció su origen e identidad.

Hoy en día se requiere una decisión determinante para reconstruir lo que se pueda de lo que se perdió.

Sin embargo, siempre será más fácil y más económico, educar en valores para que las personas rescaten sus archivos, en vez de incendiarlos.








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