Es lo más parecido.
En la cultura popular mexicana, la frase “la Ley de Herodes”
que significa “o te chingas o te jodes”, es decir, que no tienes opción, es
ilustrativa de las canonjías del poder, que deja al ciudadano en estado de indefensión
a la manera de un huérfano de la patria.
La frase “la Ley de Herodes”―como en la película homónima,
que ilustra mejor que cualquier teórico la realidad de la praxis política nacional―,
probablemente tenga también su referencia más antigua en el mito bíblico del Rey
Herodes, que mandó a asesinar a todos los niños menores de dos años, y del que
se deriva el día de los Santos Inocentes, para el culto católico, y que es
motivo de la chabacanería para el respetable.
Significando una tragedia, la frase “la Ley de Herodes” también
aplicaría al drama oaxaqueño de los nacimientos fuera de los hospitales.
Para ser honestos, los casos que se difunden en la prensa
son los que logran trascender, recuerdo cuando en una reunión con un candidato
a presidente municipal de una “ciudad” de Valles Centrales le plantearon el
caso de una señora que dio a luz en un mototaxi porque en el centro de salud no
la quisieron atender y de ahí la ciudadanía presente empezó a contar experiencias
similares que llamaban a la indignación sobre ese centro comunitario.
No dudo que en algunos casos las madres tengan la culpa, por
negligencia, por accidentes, por lo que sea, pero el número de casos, su
frecuencia y las condiciones que se denuncian apuntan más bien a la mala
calidad de los servicios de salud.
Hoy mismo, 19 de junio, el periódico nacional “La Jornada”, publica
un nuevo caso de negligencia en el Hospital General de Juchitán, que pone los
pelos de punta, porque rememora los métodos de control natal que no se habían
denunciado desde los impunes tiempos del Instituto Lingüístico de Verano en
nuestro país.
La nota que se puede leer en el siguiente link (http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/06/19/denuncian-nuevo-caso-de-negligencia-contra-mujer-en-hospital-de-oaxaca-3445.html),
se acompaña, asimismo, de varios casos documentados de negligencias médicas.
Una búsqueda en la hemeroteca arrojará sin duda, algunas
denuncias de jóvenes indígenas de Chiapas y Oaxaca a las que obligaban a
ligarse a cambio de inscribirlos a algún programa del gobierno.
Pero el caso documentado en el Hospital de Juchitán da lugar
a muchas dudas. Si la joven de 19 años le fue practicada la ligadura de trompas
para evitar embarazos futuros, por razones de salud, ¿por qué no se le consultó
a ella o a su esposo o a sus familiares más cercanos? ¿Realmente en los
hospitales públicos de Oaxaca tenemos una praxis médica tan mediocre que son
incapaces de ceñirse a protocolos, normas y reglas probadas durante años en
hospitales decentes?
Este caso, por si mismo, representa una grave violación a
los derechos humanos de esta joven y principalmente a sus derechos
reproductivos.
Si no fuera el caso de la incapacidad manifiesta de los
servicios de salud, entonces, ¿se trata de una medida oculta para regular el
crecimiento de la población indígena de México?
Qué teoría tan descabellada y que ojalá no pase de una mera
ocurrencia del que esto escribe.
Lo que es innegable es que pese a los múltiples escándalos
internacionales sobre la cuestionable calidad de los servicios de salud en Oaxaca, todavía se
sigan replicando estos hechos.
Es lo más parecido al estilo de la Ley de Herodes, ¡caramba!
LIGA ACTUALIZADA DE LA EDICION IMPRESA DE LA JORNADA: http://www.jornada.unam.mx/2014/06/20/estados/030n1est
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