―Subestiman la
investidura del presidente municipal
―Zona peligrosa con
alto índice de accidentes de tránsito
―Se debió favorecer
en primer lugar el diálogo
―Al final se
evidencia la nula coordinación para la planeación urbana
Evitar que manifestantes cierren la vía pública es una buena
estrategia---en tanto que se trata de evitar violaciones al derecho de
terceros---, pero hacerlo mediante el uso de la fuerza pública resulta una mala
táctica, toda vez que se debe privilegiar el diálogo, antes que la violencia.
La detención de manifestantes que cerraban una importante
vía de acceso a la ciudad de Oaxaca, este lunes 2 de junio, llamó la atención
por tres razones:
Primero.- No es
común que en Oaxaca se aplique la fuerza pública para desalojar a los
manifestantes.
Segundo.- Uno de
los manifestantes detenidos que encabezaba la protesta era el presidente
municipal de San Antonio de la Cal, municipio conurbado con Oaxaca de Juárez, que
fue liberado varias horas después, y
Tercero.- El
objetivo de la manifestación era exigir al gobierno del estado el cumplimiento
de la construcción de un puente peatonal en una peligrosa avenida frente a una
tienda transnacional, en donde ya se han registrado la muerte de cuatro
personas atropelladas, en distintos momentos.
Cabe precisar que las muertes en el asfalto no se deben a la
tienda transnacional, sino a la mala planeación urbana, por la que se ha omitido
hasta la fecha, la necesaria construcción de un puente peatonal en esa peligrosa
vía― además de las personas que han perdido la vida, esa zona forma parte de un
tramo en el que se han registrado numerosos accidentes de tránsito.
Se desconoce si los manifestantes notificaron con anticipación
de su marcha a la Secretaria General de Gobierno, pero aun cuando no se haya
satisfecho este requisito, fue un exceso que se desalojara mediante la fuerza pública
al edil y los ciudadanos que lo acompañaban, sobre todo, cuando se ha
denunciado que participaban mujeres y niño en la manifestación.
Se percibe una reacción lenta de la Secretaria General de
Gobierno, que ofreció una mesa de diálogo posteriormente a la aplicación de la
fuerza pública, cuando el sentido común enseña que primero se debe ofrecer el diálogo
a los manifestantes como medida de disuasión y también como un recurso para
canalizar la demanda ciudadana.
La detención del presidente municipal constituye un exceso ―en
este contexto― porque no se le respetó su investidura de representante de un
orden de gobierno. No significa esto que los munícipes gocen de impunidad o de
un fuero de facto, pero tratándose de un presidente municipal, son los primeros
coadyuvantes del gobierno del estado para mantener la gobernabilidad.
De ahí que resulta lamentable el error de subestimar a una
autoridad municipal que encabeza una manifestación social.
Por otro lado, esta situación también pone en evidencia las
nulas acciones de planeación urbana.
La tan cacareada planeación de la zona metropolitana de la
ciudad de Oaxaca de Juárez se queda en el discurso y para la fotografía oficial,
mientras que en los hechos, las autoridades municipales son abandonadas a su
suerte, por lo que, en el mejor de los casos, los presidentes municipales tienen que recurrir a la protesta social para
exigir la intervención de otros órdenes de gobierno.
Y esta responsabilidad de concertación de esfuerzos para la planeación metropolitana corresponde en primer lugar a las autoridades estatales, pero creo que andan más preocupados por detener a presidentes municipales que en convocarlos para la concertación de esfuerzos intergubernamentales, que quiérase o no, esto también incide en el mantenimiento de la gobernabilidad.
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