Son la sensación.
El éxito efervescente de los pequeños bastquetbolistas de la etnia triqui--- originarios principalmente de Río Metates, comunidad de Copala, más cercana a Putla Villa de Guerrero, el municipio tropical que no tiene mar---, representa un respiro en la tragedia de un pueblo dividido en dos bandos politicos caracterizados por prácticas de exterminio mutuo.
Al igual que en las comunidades triquis de la zona alta, Chicahuaxtla e Itunyoso, donde el frío es parecido a la sierra tarahumara, los triquis de la zona baja han dado una lección extraordinaria de disciplina y entrega para el deporte.
Por su pertenencia étnica---en Oaxaca hay 16 grandes troncos raciales y la comunidad afromestiza--- los triquis basquetbolistas no escapan a los vaivenes de la política de su grupo poblacional. Prueba de ello es una reciente manifestación integrada por varios cientos de triquis agrupados en una poderosa organización social, que encabezaban precisamente los triunfadores niños basquetbolistas.
Los infantes iban con la felicidad de quien ostenta el triunfo, con la inocencia a flor de piel mientras que sus líderes iban con la malicia del político que tiene una nueva arma para la lucha.
¿Qué quieren los triquis? Quieren acceso al desarrollo. Aunque se conforman con que les adelanten estímulos económicos para sus propósitos. Se rumora que la última vez que los desalojaron del Palacio de Gobierno de Oaxaca, las autoridades tuvieron que desembolsar 70 mil pesos por persona.(El jugoso negocio de la protesta social).
Lástima. Si el gobierno no aprovecha este resquicio de luz en el futuro triqui--el deporte del basquetbol--- otros, sin duda, ya lo están viendo como un filón político con prometedoras ganancias económicas.
Ojalá que este triunfo signifique la prometedora esperanza de un nuevo camino para la paz entre las comunidades triquis, principalmente de Copala.
Que el deporte una a los hombres.
Lo deseo de corazón.
El éxito efervescente de los pequeños bastquetbolistas de la etnia triqui--- originarios principalmente de Río Metates, comunidad de Copala, más cercana a Putla Villa de Guerrero, el municipio tropical que no tiene mar---, representa un respiro en la tragedia de un pueblo dividido en dos bandos politicos caracterizados por prácticas de exterminio mutuo.
Al igual que en las comunidades triquis de la zona alta, Chicahuaxtla e Itunyoso, donde el frío es parecido a la sierra tarahumara, los triquis de la zona baja han dado una lección extraordinaria de disciplina y entrega para el deporte.
Por su pertenencia étnica---en Oaxaca hay 16 grandes troncos raciales y la comunidad afromestiza--- los triquis basquetbolistas no escapan a los vaivenes de la política de su grupo poblacional. Prueba de ello es una reciente manifestación integrada por varios cientos de triquis agrupados en una poderosa organización social, que encabezaban precisamente los triunfadores niños basquetbolistas.
Los infantes iban con la felicidad de quien ostenta el triunfo, con la inocencia a flor de piel mientras que sus líderes iban con la malicia del político que tiene una nueva arma para la lucha.
¿Qué quieren los triquis? Quieren acceso al desarrollo. Aunque se conforman con que les adelanten estímulos económicos para sus propósitos. Se rumora que la última vez que los desalojaron del Palacio de Gobierno de Oaxaca, las autoridades tuvieron que desembolsar 70 mil pesos por persona.(El jugoso negocio de la protesta social).
Lástima. Si el gobierno no aprovecha este resquicio de luz en el futuro triqui--el deporte del basquetbol--- otros, sin duda, ya lo están viendo como un filón político con prometedoras ganancias económicas.
Ojalá que este triunfo signifique la prometedora esperanza de un nuevo camino para la paz entre las comunidades triquis, principalmente de Copala.
Que el deporte una a los hombres.
Lo deseo de corazón.