Fue un error.
Prohibir a los animales en los circos parece una ocurrencia,
una medida de distracción o una práctica mediática y no una solución de la
grave responsabilidad de legislar.
El legislador debe encontrar el medio justo y sobre todo debe
brindarle la mayor legitimidad a sus propuestas de leyes. A veces esto no es
posible, por situaciones especiales, en cuyo caso, la legislación, cuando es
restrictiva, obedece a una medida necesaria y extrema, como en casos de guerra,
por ejemplo.
La medida del Partido Verde de prohibir a los animales en los
circos, que ya aplicó el gobierno del Distrito Federal y un par de municipios
en el país, es una medida extrema que carece de legitimidad.
El gremio circense, principal afectado por esta prohibición,
ha denunciado que no fue tomado en cuenta.
A una mayor inteligencia, hubiera sido mas oportuno emitir
una Ley de Protección para Animales en Espectáculos Circenses y los
trabajadores de este sector hubiesen colaborado con grandes aportaciones.
Si existe otra salida.
En el corto plazo, las consecuencias son imprevisibles y
obligan violentamente al ramo circense a cambiar de planes para no transgredir
esa prohibición.
Desde la perspectiva de las políticas públicas este es un
ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas.
Al final del día, el Partido Verde nuevamente se ha resbalado y también ha puesto al descubierto la poca inteligencia o el escaso análisis de quienes les han comprado el boleto, mientras que seguirán pendientes los grandes temas de autentico interés publico en materia ecológica.
Se trata de una medida errónea, pues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario