Un boletín oficial del Gobierno
del Estado de Oaxaca dio a conocer este fin de semana que se ha creado en un
subsistema de educación media superior de tipo pública, un aula “única a nivel
nacional e internacional”, destinada para la meditación trascendental(http://www.oaxaca.gob.mx/inauguran-primera-aula-dedicada-a-la-meditacion-trascendental-unica-en-su-tipo-a-nivel-nacional-e-internacional/)
Por lo general, en la
infraestructura educativa de medio superior, es deseable encontrar mínimamente
aulas con mesabancos, laboratorios, talleres, sanitarios, cafetería, auditorio,
biblioteca, oficinas administrativas, espacios para actividades culturales,
cívicas y deportivas, y todo aquello que es pertinente al proceso de
enseñanza-aprendizaje desde una perspectiva de las ciencias, las artes y la cultura.
A reserva de que se puedan
conocer las condiciones de infraestructura de esa escuela de ese subsistema,
resulta irónico que en un lugar destinado al conocimiento científico se generen
espacios para la “meditación trascendental”, la cual es una práctica esotérica.
Esta práctica evoca los intentos
fallidos de las paraciencias en el siglo XIX, cuando se registraron
experiencias similares que no pasaron la prueba de fuego del conocimiento
científico, como la frenología, que intentaba explicar el carácter de la
persona según la forma de su cráneo o el mesmerismo o curación a través del
magnetismo animal.
La “meditación trascendental”
goza de amplio reconocimiento en algunas religiones orientales, en las que es
un recurso para alcanzar niveles superiores de conciencia o la “iluminación”.
Algunos autores destacados en la materia, como Ernest Wood,
en su libro, “Curso Práctico de Concentración Mental” (Edit. Kier, Buenos
Aires, 1977) señala que la meditación es un estadio más complejo y avanzado que
la concentración mental y que tiene tres objetivos:
- Elevar la conciencia para abarcar cosas más elevadas y sutiles;
- Hacer que descienda una bendición o elevarse hasta la presencia de lo divino, y
- Desarrollar el carácter con nuevas cualidades.
Se supone que quien alcanza el
nivel de la meditación trascendental es porque la vida cotidiana ya no le
importa nada porque está más allá de su inmediatez; ha vencido sus deseos, sus
temores y está feliz a un paso de la iluminación, donde todo lo demás no tiene
relevancia.
Pero este proceso se lleva vidas
enteras, fuera de todo lo mundano, y para alcanzar su fin último, como es el
caso de los grandes iluminados, se requiere de varias vidas o reencarnaciones,
según otros autores.
Por eso llama la atención que en
una escuela de nivel medio superior se le brinde atención a la meditación
trascendental, y no se fundamente esta práctica en ningún marco científico.
Sería interesante conocer el marco
teórico de esta propuesta, pues según se informa en el propio boletín, es una
práctica que se ha venido desarrollando en esa institución educativa desde el
2011 y que actualmente beneficia a 66 planteles, entre maestros y alumnos, pero
no se mencionan estadísticas concretas de seguimiento, evaluación ni análisis.
La inversión en educación se
espera que sea eficaz y que sus resultados sean objetivos, medibles y que repercutan
positivamente en el ámbito de las ciencias, las artes, la cultura o el deporte.
Aunque es loable que una fundación invierta recursos en esas prácticas, todavía
hay más dudas que respuestas.
Hoy en día
se han hecho grandes esfuerzos para modernizar la educación media superior,
pero aún se enfrentan serios desafíos para delinear el paradigma educativo del
siglo XXI, por los rezagos, vicios, inercias, carencias y múltiples intereses
creados y ajenos a la educación.
Al menos en Oaxaca, los
indicadores revelan altos índices de deserción, abandono escolar, bajos niveles
de aprendizaje y además la mayoría de los jóvenes estudiantes de los diversos
subsistemas de educación media superior, enfrentan necesidades de ingresos,
alimentación, empleo y de oportunidades de progreso y sano desarrollo y la
satisfacción de esos requerimientos se realiza sin necesidad de las prácticas
esotéricas.
En este sentido sería interesante
conocer qué les resuelve realmente a los jóvenes la “meditación
transcendental”, ya que las expectativas no son pocas ante tantas carencias en
educación media superior y si fuera el caso de que las aportaciones de la
“meditación trascendental” resultaran sorprendentes por lograr mayores
resultados de aprendizaje, eficiencia terminal, aprobación y conclusión
satisfactoria del bachillerato, entonces tendríamos que aceptar que habiendo
errado el camino, justo sería enmendarlo para darle su lugar a una práctica
esotérica, que ha sobrevivido cientos de años como un recurso privilegiado de pequeñas
élites religiosas.
El riesgo es que si se acepta una
práctica esotérica, se tendrá que aceptar todo el esoterismo y en las aulas no
pueden caber dos prácticas eminentemente antagónicas como el agua y el aceite,
por lo que una de éstas, el esoterismo o la ciencia, tendría que abandonar la
escuela.
Por cierto, en algunos pueblos de
Oaxaca se asegura que los hongos alucinógenos, elevan a la persona directamente
al estadio de la meditación trascendental donde se alcanza la “iluminación” sin necesidad de aulas especiales, y también
hay por acá gente que vende maquinitas que supuestamente hacen dinero.
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