Son dos figuras opuestas en la historia de México.
Juárez, el prohombre y la figura señera de la honestidad, la
pieza clave para la defensa de la soberanía nacional, el gran promotor y
defensor de la justicia y el derecho. El estadista por excelencia.
Victoriano Huerta, el mestizo que hizo de la milicia el arte
de la crueldad, se le acusó de corrupción y alcoholismo, de una mente
matemática hábil y con sobrada astucia y maña para moverse y levantar los
laberintos del poder. Si él no hubiera tenido esas habilidades, no habría
llegado a ser presidente de México.
Huerta es mejor recordado por haber convenido desde la
embajada norteamericana la muerte sanguinaria del presidente Francisco I. Madero,
la de su hermano Gustavo y la del vicepresidente Pino Suárez, que fue el
preámbulo de su ascenso al mandato presidencial.
Como todo gigante que se levanta sobre pies de barro, su
caída fue eminente.
¿Pero qué tienen que ver estos dos hombres tan opuestos como
lo fueron Juárez y Huerta?
Mucho y nada, si se admite el término.
Como que fue el mismísimo presidente Juárez quien recomendó
el ingreso al Colegio Militar del ambicioso joven Huerta, pero esto no quiere
decir que Juárez haya recomendado a Huerta como el tutor que orienta a su
pupilo.
De hecho, Juárez no conocía a Huerta y la historia registra
un encuentro casual mínimo en una ceremonia, en el Colegio Militar, en los
tiempos en que Huerta se destacaba por su aplicación a las matemáticas y a la
astronomía.
El ingreso de Huerta a la historia de México inició cuando
el general Donato Guerra, que tenía fama de haber combatido contra las fuerzas
francesas, realizó una parada militar en Colotlán, Jalisco, y necesitado de un
ayudante secretario se le ofreció como voluntario el joven Victoriano Huerta,
de 15 años, que era hijo de madre indígena huichol y de padre mestizo.
La despierta inteligencia del voluntario le ganó la simpatía
del General Donato Guerra.
A su vez, el General
Donato Guerra, era un militar respetable y con un alto prestigio, que después
de demostrar patriotismo y convicción republicana, se adhiere al Plan de la
Noria y junto con Porfirio Díaz combate a Juárez.
Por esas fechas, el joven Huerta tenía 18 años y mediante un
escrito le solicita a Benito Juárez que lo recomiende para ingresar al Colegio
Militar, su escrito, tomado de “Benito Juárez, Documentos, Discursos y
Correspondencia” selección de Jorge L. Tamayo, dice así:
“México, noviembre 13 de 1871.
“Ciudadano Presidente:
“En atención a no poder tener una audiencia con usted, me
tomo la libertad de dirigirle ésta con el objeto de inferirle la siguiente
molestia:
“El 11 de agosto del año corriente salí de Zacatecas,
recomendado a los señores Landaluce Román y al General Donato Guerra, con el
firme propósito de solicitar, de quien corresponde, se me admitiera como alumno
en el Colegio Militar; mis protectores le hablaron al ciudadano Ministro de la
Guerra sobre lo que deseo y la respuesta del Sr. Mejía fue que accedía a lo que
yo pedía por conducto de los señores mencionados, pero que esperara hasta este
mes, que a principios del mismo tenían lugar los exámenes y después podría
remplazar una de las vacantes que hubiera.
“Bien, señor Presidente, el plazo se ha cumplido y como el
señor Landaluce salió para Veracruz con la conducta de caudales y el Sr. Guerra
desgraciadamente ha dado un paso en falso en su carrera política, me encuentro
sin influencias, sin persona alguna que pueda entrar al templo de la guerra a
recordarle al ciudadano ministro mi humilde persona.
“Tal vez este doble golpe que he sufrido en mi empresa, ha
sido para consolidarla mejor; he visitado el santuario de la democracia con el
objeto de manifestarle a usted el deseo vehemente que he tenido desde mi
infancia de tomar la carrera de las armas y suplicarle me admita como su hijo,
para entrar por su conducto al instituto militar.
“La sola voluntad de usted, ciudadano Presidente, constituye
tal vez mi porvenir; soy hijo del pueblo, no tengo influencia, usted es el
único apoyo que tengo en mi empresa. Varias veces he suplicado a los señores
ayudantes que me anuncien, pero el exceso número de ciudadanos que han ocurrido
a la hora de audiencia, no me ha permitido hablarle.
“Tengo, señor, Presidente, todos los requisitos que el
Ministerio me exige pues los recibí de Zacatecas hace un mes.
“Esta ocasión me proporciona el ofrecerme a las órdenes de
usted.
“Victoriano Huerta.”
El Presidente Juárez escribe sobre esa misma solicitud: “Que
ya lo recomiendo al Ministro de Guerra a quien debe recurrir.”
Y el joven Huerta ingresa al Colegio Militar.
Huerta se convierte en un estudiante aplicado y destacado y
posteriormente en un maestro también dedicado, pero sin mayor relevancia. Las
pugnas militares le dan la oportunidad de tomar partido y se destaca por su
crueldad en las batallas.
Toda la vida de Huerta despierta cierta fascinación.
Conjuntamente con el embajador norteamericano en México
planea la traición y la muerte de Madero. Huerta ejerce por poco más de un año el poder presidencial y
renuncia a la fuerza por la presión de los constitucionalistas.
Exiliado en Estados Unidos es contactado por unos alemanes
que le prometen ayuda para reconquistar el territorio mexicano robado por los
Estados Unidos y que será tema de otra colaboración en este espacio.
Huerta muere a manos de policías estadunidenses por
resistirse a ser capturado.
Victoriano Huerta estuvo casado con una veracruzana culta de
nombre Emilia Aguila, quien se conservó siempre a la sombra de su marido.
¿Habrá documentado ella la vida de su esposo? ¿Existirán por ahí los archivos
secretos de Huerta?
FE DE ERRATAS
Lo malo de citar de memoria es el riesgo de cometer errores. Victoriano Huerta no murió al resistirse a ser capturado. Victoriano Huerta falleció en su cama, por efecto de algunos males que le achacaban.
FE DE ERRATAS
Lo malo de citar de memoria es el riesgo de cometer errores. Victoriano Huerta no murió al resistirse a ser capturado. Victoriano Huerta falleció en su cama, por efecto de algunos males que le achacaban.
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