Roma no se fundó en un día.
La mayoría de las críticas que hacen al Gobierno del Estado de Oaxaca--- emanado de una coalición de partidos políticos (PAN, PRD, PT, CONVERGENCIA, PNA)---, vienen precisamente de políticos de algunos de esos partidos o de líderes de organizaciones sociales que en su momento eran oposición y apoyaron esta coalición.
Parece que se les olvida que una gran mayoría de los militantes de esos partidos y organizaciones también forman parte de las dependencias y entidades del Poder Ejecutivo y que también tienen una importante presencia en la Cámara de Diputados.
La responsabilidad pues, es compartida y deberían de trascender su caracterización de oposición contestataria.
Objetivamente, el Gobernador ha dado muchas muestras firmes y de buena voluntad para cambiar con el pasado, y si bien en la conducción del barco él es el Capitán, también tiene muchos colaboradores que, aferrados a sus facciones, no se han permeado de la visión y el compromiso del Jefe y probablemente por intereses políticos cortoplacistas no alcanzan a ver la relevancia histórica de la transición en Oaxaca.
Falta todavía algún tiempo para corregir vicios históricos y superar el anquilosamiento estructural en el que la propia sociedad también tiene un importante papel que jugar: el ciudadano común debe saber que la transición va más allá de lo político y que se debe fomentar una nueva conciencia cívica, que favorezca el trabajo, la honestidad, la equidad, el fomento de valores y virtudes que son base indispensable para impulsar el desarrollo que Oaxaca necesita.
Eso urge.
La mayoría de las críticas que hacen al Gobierno del Estado de Oaxaca--- emanado de una coalición de partidos políticos (PAN, PRD, PT, CONVERGENCIA, PNA)---, vienen precisamente de políticos de algunos de esos partidos o de líderes de organizaciones sociales que en su momento eran oposición y apoyaron esta coalición.
Parece que se les olvida que una gran mayoría de los militantes de esos partidos y organizaciones también forman parte de las dependencias y entidades del Poder Ejecutivo y que también tienen una importante presencia en la Cámara de Diputados.
La responsabilidad pues, es compartida y deberían de trascender su caracterización de oposición contestataria.
Objetivamente, el Gobernador ha dado muchas muestras firmes y de buena voluntad para cambiar con el pasado, y si bien en la conducción del barco él es el Capitán, también tiene muchos colaboradores que, aferrados a sus facciones, no se han permeado de la visión y el compromiso del Jefe y probablemente por intereses políticos cortoplacistas no alcanzan a ver la relevancia histórica de la transición en Oaxaca.
Falta todavía algún tiempo para corregir vicios históricos y superar el anquilosamiento estructural en el que la propia sociedad también tiene un importante papel que jugar: el ciudadano común debe saber que la transición va más allá de lo político y que se debe fomentar una nueva conciencia cívica, que favorezca el trabajo, la honestidad, la equidad, el fomento de valores y virtudes que son base indispensable para impulsar el desarrollo que Oaxaca necesita.
Eso urge.
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