lunes, 22 de julio de 2024

María Sabina veía en sus trances a Dios y a Benito Juárez











(Foto: Juan García Carrera)

Una de las máximas exponentes del chamanismo mexicano es María Sabina.

Auxiliada por los hongos alucinógenos ella curaba a las personas y su fama desbordó fronteras, ya que de diversas partes del mundo acudían a su humilde choza en Huautla de Jiménez, Oaxaca, tanto para buscar la sanación espiritual o física, como por la simple curiosidad de experimentar con el consumo de hongos.

La práctica chamánica consistía en la ingestión de hongos durante la noche, en cuya ceremonia se resolvía el problema consultado. Especialmente María Sabina entraba en trance y se podía comunicar con entidades del más allá que le auxiliaban en la búsqueda de soluciones.

En un documental titulado "Mujer Espíritu" que se grabó en 1977 y que está disponible en YouTube, María Sabina confiesa que en sus trances veía a Dios y a Benito Juárez, con lo que demuestra su fe, su humildad y reivindica la identidad indígena.

Se trata de un afortunado dicho que muestra el enorme aprecio y reconocimiento al paisano indígena, al hermano mexicano que también luchó por los suyos y que dedicó su vida a defender la integridad territorial y la dignidad del pueblo mexicano.                                                                                                                                                                                         

En congruencia con su oficio de curandera y chamana, María Sabina nunca ambicionó la riqueza. Vivió y murió en la pobreza, lo que no bastó para que fuera criticada y reprobada por la mayoría de las personas de su comunidad, que lamentaron que divulgara una de las prácticas de la medicina y la adivinación prehispánicas, que provocó diversas consecuencias de todo tipo, desde el nacimiento de la ciencia que estudia los hongos vinculados con su contexto mítico nativo, la extracción del componente activo de los hongos y su comercialización por empresas extranjeras, hasta la creación de una comunidad de hippies que tuvieron que ser desalojados por el ejército mexicano.

Incluso, hoy en día, todavía hay personas en Huautla de Jiménez, que siguen criticando a María Sabina, a pesar del tiempo transcurrido de su fallecimiento, el 22 de noviembre de 1985 a los 90 años de edad.

Y no es que ella hubiera deseado divulgar este conocimiento antiguo. Ella simplemente desarrolló su don y ejerció su oficio.

México alberga una parte importante de hongos y Oaxaca no es la excepción. Los problemas que se atribuyeron a María Sabina en Huautla no son muy distintos de los que se denuncian hoy en día en San José Pacífico, donde el comercio y el consumo de los hongos alucinógenos ha creado un nuevo tipo de turismo.

María Sabina no sólo es un ícono de la cultura popular mexicana, representa, ante todo, el paradigma de una civilización indígena que sobrevive a pesar del expolio.


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