Es cierto.
Cuando yo trabajaba en el DF conocí mucha gente que decía: "¿Quieres un acta de nacimiento falsa? Vete a Oaxaca; ¿Quieres un acta de matrimonio falsa? Vete a Oaxaca. ¿Quieres torcer un trámite? Lo consigues en Oaxaca.... y así en muchos casos, que pintaban a Oaxaca como el Santo Domingo de los Estados, el lugar de la corrupción por excelencia.
Por ser oaxaqueño me sentía incómodo. Y de la incomodidad pasaba a la duda y luego al desencanto y de ahí a la vergüenza.
Algunos amigos y conocidos, efectivamente, me demostraron que torcieron trámites en Oaxaca.
Ya de vuelta al terruño y sobre la vida cotidiana y la práctica profesional, me dí cuenta de que efectivamente, es muy fácil torcer trámites y corromper en Oaxaca.
Entre los extranjeros se sabe por ejemplo que es más económico y rápido realizar trámites de migración en Oaxaca que en otros estados; en alguna universidad pública la venta de calificaciones es una terrible y lamentable realidad; personal administrativo o porros, te ofrecen títulos o certificados, sin ningún pudor.
En el mundillo de la procuración de justicia, se sabe que ciertos trámites tienen su precio y no escapan algunos jueces, defensores de oficio, ministerios públicos, secretarios de juzgado, secretarios de acuerdos y abogados. No es una presunción. El prejuicio, la baja autoestima y el cinismo genera que los propios actores señalen sin ningún inconveniente los precios y favores que son capaces de hacer. Hay algunos agentes que te cobran para hacer una investigación, puedes además torcer un peritaje y como sucede con los policías de la federal de caminos, todos tienen su precio.
Claro, hay excepciones. No son todos.
Y del influyentismo, ni hablar.
Si tienes un compadre o un padrino, es seguro que tus asuntos los resolverás más rápido.
Lo que ellos no saben es que la corrupción no termina al consumarse el acto en lo secreto.
La corrupción genera inequidad e injusticias.
El que corrompe le ha dado vida a un monstruo que un día se volverá contra su creador o contra sus hijos y sus nietos.
Por eso estimo que recuperar la honestidad es una prioridad pública. Ya Benito Juárez nos puso el ejemplo.
Cuando yo trabajaba en el DF conocí mucha gente que decía: "¿Quieres un acta de nacimiento falsa? Vete a Oaxaca; ¿Quieres un acta de matrimonio falsa? Vete a Oaxaca. ¿Quieres torcer un trámite? Lo consigues en Oaxaca.... y así en muchos casos, que pintaban a Oaxaca como el Santo Domingo de los Estados, el lugar de la corrupción por excelencia.
Por ser oaxaqueño me sentía incómodo. Y de la incomodidad pasaba a la duda y luego al desencanto y de ahí a la vergüenza.
Algunos amigos y conocidos, efectivamente, me demostraron que torcieron trámites en Oaxaca.
Ya de vuelta al terruño y sobre la vida cotidiana y la práctica profesional, me dí cuenta de que efectivamente, es muy fácil torcer trámites y corromper en Oaxaca.
Entre los extranjeros se sabe por ejemplo que es más económico y rápido realizar trámites de migración en Oaxaca que en otros estados; en alguna universidad pública la venta de calificaciones es una terrible y lamentable realidad; personal administrativo o porros, te ofrecen títulos o certificados, sin ningún pudor.
En el mundillo de la procuración de justicia, se sabe que ciertos trámites tienen su precio y no escapan algunos jueces, defensores de oficio, ministerios públicos, secretarios de juzgado, secretarios de acuerdos y abogados. No es una presunción. El prejuicio, la baja autoestima y el cinismo genera que los propios actores señalen sin ningún inconveniente los precios y favores que son capaces de hacer. Hay algunos agentes que te cobran para hacer una investigación, puedes además torcer un peritaje y como sucede con los policías de la federal de caminos, todos tienen su precio.
Claro, hay excepciones. No son todos.
Y del influyentismo, ni hablar.
Si tienes un compadre o un padrino, es seguro que tus asuntos los resolverás más rápido.
Lo que ellos no saben es que la corrupción no termina al consumarse el acto en lo secreto.
La corrupción genera inequidad e injusticias.
El que corrompe le ha dado vida a un monstruo que un día se volverá contra su creador o contra sus hijos y sus nietos.
Por eso estimo que recuperar la honestidad es una prioridad pública. Ya Benito Juárez nos puso el ejemplo.
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