Es probable.
En algún futuro no muy lejano los oaxaqueños van a cambiar de color, tal vez verde, y probablemente les salgan escamas, como en las películas de ciencia ficción.
O tal vez no, dependiendo de las medidas que se tomen en relación con la proliferación extraordinaria e indiscriminada de antenas que han empezado a configurar el nuevo paisaje de Oaxaca.
Por cualquier lugar, en medio de casas habitación y zonas de vivienda densamente pobladas, las entenas de telefonía se levantan como un monumento a la modernidad, pero también como una profusa dispersión de radiación.
Tenemos conocimiento que en algunos países civilizados se han instrumentado medidas legales para limitar su proliferación desordenada por posibles daños a la salud. Pero en Oaxaca ----y tal vez en México---, todavía estemos a años luz de que alguien inocule esta amenaza.
En algún futuro no muy lejano los oaxaqueños van a cambiar de color, tal vez verde, y probablemente les salgan escamas, como en las películas de ciencia ficción.
O tal vez no, dependiendo de las medidas que se tomen en relación con la proliferación extraordinaria e indiscriminada de antenas que han empezado a configurar el nuevo paisaje de Oaxaca.
Por cualquier lugar, en medio de casas habitación y zonas de vivienda densamente pobladas, las entenas de telefonía se levantan como un monumento a la modernidad, pero también como una profusa dispersión de radiación.
Tenemos conocimiento que en algunos países civilizados se han instrumentado medidas legales para limitar su proliferación desordenada por posibles daños a la salud. Pero en Oaxaca ----y tal vez en México---, todavía estemos a años luz de que alguien inocule esta amenaza.
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