Don Ignacio Zanabria Palacios fue un prolífico fotógrafo de la región de la mixteca que integró un acervo estimado en más de 22 mil fotografías a lo largo de 50 años de ejercicio fotográfico.
Poseedor de una elevada sensibilidad artística y un instinto de documentalista, Ignacio Zanabria creó un estilo propio caracterizado por el rigurismo técnico y un profundo sentido estético.
Desde la fotografía comercial, en festividades religiosas, cívicas, sociales y culturales, como en su pasión por fotografiar el paisaje, los monumentos y sucesos de lo cotidiano, Ignacio Zanabria documentó una parte importante de la historia oaxaqueña.
En la propia ciudad capital como en todas las regiones del estado de Oaxaca que tuvo la posibilidad de captar en su cámara, se percibe su virtuosismo fotográfico, pero fue, principalmente en Asunción Nochixtlán, su pueblo, donde se concentró para crear uno de los archivos históricos fotográficos más importantes de México.
Sus fotografías, hoy en día, se pueden conseguir en casas fotográficas que le adquirieron en su momento copias o duplicados, destacándose entre quienes le adquirieron el Centro Fotográfico Manuel Alvarez Bravo, la casa de fotografía "Amaro" de la Ciudad de Oaxaca y muchos particulares, que han acopiado los recuerdos impresos de su pueblo.

Señoritas de Nochixtlán ataviadas con motivos mixtecos. Sin fecha. Colección de Baldomero Zárate. (Todas las fotos que aparecen en adelante, fueron tomadas por Ignacio Zanabria y fueron editadas con fines de publicación por el autor del blog).
Primer aeroplano que aterriza en Nochixtlán, 1934. Colección Baldomero Zárate.
Llegada a Nochixtlán del autobús Oaxaca-México. Sin fecha. Colección Baldomero Zárate.

Fiesta de bautizo, 1940. Colección Familia Zanabria Castellanos.

Detalle de la cartilla que acredita como regidor segundo a Ignacio Zanabria, 1944. Ayuntamiento de Asunción Nochixtlán. Colección familia Zanabria Castellanos.
Hoy en día muchas de sus tomas, aún sin firma, circulan como pósters, duplicados y evidencias antiguas de un estado que siempre ofrece un ángulo propicio para la fotografía. La caracterización de muchas de sus fotografías consiste en que incorporan leyendas en el revelado y que fueron escritas de derecha a izquierda sobre los negativos.
Zanabria nunca escribió un libro, pero sus miles de fotografías se podrían aglutinar en decenas de tomos, que conformarían una valiosa enciclopedia inspirada por el amor a su gente y a su pueblo.
Ese es su legado, un trabajo artístico, una memoria gráfica y un testimonio documental que cobra una relevancia mayor, mientras el tiempo avanza.
Ayuntamiento de Asunción Nochixtlán, 1932. De pie, de izquierda a derecha, Ignacio Zanabria. A su lado, una persona no identificada. Sentados, de izquierda a derecha: Vicente Juárez, le sigue quien ha sido identificado como hijo de Sabás Avendaño, no se dispone de su información completa pero es él el presidente municipal, y Francisco Arenaza. Foto Familia Zanabria Castellanos.
Aspecto de un muro del despacho del Lic. Baldomero Zárate, que ha coleccionado fotografías de Don Ignacio Zanabria a lo largo de décadas.
Son tres las cualidades de la fotografía.
Una primera es documentar como memoia gráfica. A través de la fotografía se capta y detiene un espacio y un tiempo determinado. Ese registro deja constancia de un suceso, una existencia en un momento dado y que mantiene su presencia a través de la memoria impresa o magnética. Esta cualidad contribuye al inventario histórico.
Oaxaca capital fue uno de los principales centros comerciales durante la época virreinal.
A lo largo del territorio oaxaqueño se desarrollaron centros urbanos similares, que en el caso de la mixteca, fueron, entre otras, ciudades como Tlaxiaco, Huajuapan y Nochixtlán.
Don Isaías Guillermo Zanabria López, hijo menor de Don Ignacio Zanabria, en su domicilio en la Carretera Internacional, Nochixtlán, centro.
Poseedor de una elevada sensibilidad artística y un instinto de documentalista, Ignacio Zanabria creó un estilo propio caracterizado por el rigurismo técnico y un profundo sentido estético.
Desde la fotografía comercial, en festividades religiosas, cívicas, sociales y culturales, como en su pasión por fotografiar el paisaje, los monumentos y sucesos de lo cotidiano, Ignacio Zanabria documentó una parte importante de la historia oaxaqueña.
En la propia ciudad capital como en todas las regiones del estado de Oaxaca que tuvo la posibilidad de captar en su cámara, se percibe su virtuosismo fotográfico, pero fue, principalmente en Asunción Nochixtlán, su pueblo, donde se concentró para crear uno de los archivos históricos fotográficos más importantes de México.
Sus fotografías, hoy en día, se pueden conseguir en casas fotográficas que le adquirieron en su momento copias o duplicados, destacándose entre quienes le adquirieron el Centro Fotográfico Manuel Alvarez Bravo, la casa de fotografía "Amaro" de la Ciudad de Oaxaca y muchos particulares, que han acopiado los recuerdos impresos de su pueblo.
Foto inédita del gran educador oaxaqueño Abraham Castellanos, durante su visita a la casa donde nació en Asunción Nochixtlán, sin fecha, en la calle de Porfirio Díaz donde hoy se levanta una escuela con el nombre de este personaje. Colección Fam. Zanabria Castellanos.

Desfile cívico con motivo de las fiestas patrias. Septiembre de 1939. Colección Baldomero Zárate.
Construcción de la Escuela Abraham Castellanos, 1959. Colección Familia Zanabria Castellanos.
Detalle de la cartilla que acredita como regidor segundo a Ignacio Zanabria, 1944. Ayuntamiento de Asunción Nochixtlán. Colección familia Zanabria Castellanos.
Hoy en día muchas de sus tomas, aún sin firma, circulan como pósters, duplicados y evidencias antiguas de un estado que siempre ofrece un ángulo propicio para la fotografía. La caracterización de muchas de sus fotografías consiste en que incorporan leyendas en el revelado y que fueron escritas de derecha a izquierda sobre los negativos.
Zanabria nunca escribió un libro, pero sus miles de fotografías se podrían aglutinar en decenas de tomos, que conformarían una valiosa enciclopedia inspirada por el amor a su gente y a su pueblo.
Ese es su legado, un trabajo artístico, una memoria gráfica y un testimonio documental que cobra una relevancia mayor, mientras el tiempo avanza.
Ayuntamiento de Asunción Nochixtlán, 1932. De pie, de izquierda a derecha, Ignacio Zanabria. A su lado, una persona no identificada. Sentados, de izquierda a derecha: Vicente Juárez, le sigue quien ha sido identificado como hijo de Sabás Avendaño, no se dispone de su información completa pero es él el presidente municipal, y Francisco Arenaza. Foto Familia Zanabria Castellanos.
Señoritas portando el traje típico de Nochixtlán. Sin fecha. Foto colección Baldomero Zárate.
Aspecto de un muro del despacho del Lic. Baldomero Zárate, que ha coleccionado fotografías de Don Ignacio Zanabria a lo largo de décadas.
Son tres las cualidades de la fotografía.
Una primera es documentar como memoia gráfica. A través de la fotografía se capta y detiene un espacio y un tiempo determinado. Ese registro deja constancia de un suceso, una existencia en un momento dado y que mantiene su presencia a través de la memoria impresa o magnética. Esta cualidad contribuye al inventario histórico.
Lo artístico es otra cualidad de
la fotografía, incluso, si el fotógrafo no está instruido en las técnicas de la
imagen, porque identifica en el campo visual un orden natural, el objeto, el
entorno. Distinto es cuando la sensibilidad artística del fotógrafo es mayor y
toma la fotografía impulsado por la sensación de que ese es el momento y el
lugar y él aprovecha ese enfoque para destacarlo y retenerlo a través de la
imagen.
Como tercera cualidad de la
fotografía está su valor testimonial. A diferencia de su valor documental, que
nos dice que existió una persona o un monumento en un momento dado, por
ejemplo, el valor testimonial es todo lo que significa esa persona o ese monumento.
Pertenece esta cualidad al ámbito de la interpretación y de la información que
se posea sobre el objeto de la fotografía.
La fotografía nació a finales del
siglo XIX y su comercialización se dio a principios del siglo XX.
Oaxaca capital fue uno de los principales centros comerciales durante la época virreinal.
A lo largo del territorio oaxaqueño se desarrollaron centros urbanos similares, que en el caso de la mixteca, fueron, entre otras, ciudades como Tlaxiaco, Huajuapan y Nochixtlán.
Aunque originalmente eran centros
regionales indígenas, durante el virreinato se constituyeron en importantes
espacios religiosos donde se registró una fuerte presencia de comunidades europeas,
principalmente españolas.
Ese aspecto religioso y comercial
lo adquirió Asunción Nochixtlán, ya que por su posición geográfica es un punto de convergencia para entrar y salir hacia la mixteca y los valles centrales de Oaxaca, por eso se le conoce como la puerta de entrada a la mixteca oaxaqueña.
Fue en este municipio donde nació Ignacio Zanabria Palacios en 1905.
Fue en este municipio donde nació Ignacio Zanabria Palacios en 1905.
Según el menor de sus siete hijos,
Don Isaías Guillermo Zanabria López, de 78 años de edad, relata que su padre, don Ignacio
Zanabria quedó huérfano a los siete años de edad y solo pudo estudiar hasta el
tercer año de primaria.
Don Isaías Guillermo Zanabria López, hijo menor de Don Ignacio Zanabria, en su domicilio en la Carretera Internacional, Nochixtlán, centro.
Siendo hijo único, Ignacio
Zanabria se dedicó a los más diversos oficios para sobrevivir, inicialmente dedicándose al campo. Gozando de un espíritu inquieto, emigró en su juventud a la ciudad de Oaxaca de Juárez, en donde se desempeñó como auxiliar en un billar y al mismo tiempo aprendió el oficio de la
peluquería.
Regresó a Nochixtlán para abrir su peluquería.
Por esas fechas contrajo matrimonio con la señora Aurora López Amaya,
originaria de Nochixtlán.
Don Ignacio Zanabria Palacios y su señora esposa Aurora López Castellanos, sin fecha. Foto familia Zanabria Castellanos.
Al iniciar los años 30 nuevamente
regresó a la Ciudad de Oaxaca, en donde trabajó como ayudante en una de
las más antiguas casas de fotografía “Fotografía Ramírez”, que hoy ya no existe y que estuvo ubicada en
la calle de Independencia, a un costado de las oficinas de telégrafos, en pleno
centro de la ciudad.
Allí aprendió el oficio de fotógrafo y todos
sus secretos y al mismo tiempo desarrolló su talento artístico al tomar escenas de personas, de diversas actividades sociales y de monumentos, siendo enviado
también a diversos lugares del estado por la demanda del trabajo.
Destacando
como uno de los fotógrafos más solicitados, decidió que tenía que regresar a
Nochixtlán para llevar esa tecnología y aportar de esta manera a su sociedad
querida.
Aspecto de la avenida Porfirio Díaz, Nochixtlán. Sin fecha. Familia Zanabria Castellanos.
Abrió entonces en la Calle de
Porfirio Díaz de Asunción Nochixtlán su fotografía “Zanabria”, que por resultar
única y novedosa rápidamente se expandió, por lo que su señora esposa lo
auxiliaba para preparar los químicos, revelar en un cuarto oscuro que inicialmente era una
tina de metal pintada con chapopote y cuidadosamente sellada y a realizar los
retoques de sus fotografías. Además Ignacio Zanabria construyó sus amplificadoras fotográficas.
Comunidad católica portando cirios con motivo de algún acto religioso. Sin fecha. Foto propiedad de Bartolomeo Zárate.
En 1932 fue regidor
del ayuntamiento, por primera vez y esta actividad que combinaba con su pasión por la fotografía le permitió también documentar las obras y acciones que se realizaban en el municipio, consignando en imágenes la construcción y la evolución del crecimiento de la ciudad.
A partir de que se instala don
Ignacio Zanabria en su taller de fotografía, no descansaría hasta su muerte,
acaecida en 1986, a los 81 años de edad; es decir, que a lo largo de 50 años de
práctica ininterrumpida, don Ignacio Zanabria se dedicó a fotografiar la vida
en Nochixtlán, la mayoría de los municipios de la mixteca y diversos y lejanos
lugares, ya que su cámara de fuelle y su tripié se convirtieron en su equipo inseparable
en sus viajes de trabajo y de placer.
Su trabajo fotográfico
principalmente era por encargo, las fotos personales, de actos sociales,
políticos, culturales, religosos; pero también aquellos que su naturaleza
artística le impulsaba a registrar a través del paisaje, los monumentos y la
fotografía de lo cotidiano.
Peluquero de Nochixtlán, sin
fecha. Foto Familia Zanabria Castellanos.
Foto de mapa antiguo de Nochixtlán en
1602. Foto propiedad de Baldomero Zárate.
Foto propiedad de Baldomero
Zárate.
El escritor Enrique Franco Calvo,
que lo conoció y trató personalmente y que le compró unas cinco mil fotos para
un proyecto cultural, estimó en unas 22 mil placas su acervo fotográfico y en
un emotivo artículo publicado en el periódico “El Nacional”, el 13 de noviembre
de 1996, destaca sus cualidades de artista innovador que documenta y explora
las posibilidades de la imagen, dejando constancia fehaciente de todo cuanto
registraba:
“De entrada, hay que señalar que
nos encontramos ante un fotógrafo de propuesta, de búsqueda. Por tanto, con
preocupaciones estéticas; vemos en sus fotos que le interesa la composición, la
simetría, el juego de planos, hallar un discurso visual que diga más allá de lo
evidente. Se trata pues de una sensibilidad que desde un principio gozó sus
prácticas con el lente…”
En Nochixtlán, hay varias familias que poseen una gran cantidad de fotografías de Ignacio Zanabria, una de ellas es la del profesionista Eber Baldomero Zárate Hernández, que exhibe orgullosamente en los muros de su oficina de Nochixtlán un centenar de las fotografías de Don Ignacio Zanabria, coleccionadas pacientemente a lo largo de décadas por su familia.
En Nochixtlán, hay varias familias que poseen una gran cantidad de fotografías de Ignacio Zanabria, una de ellas es la del profesionista Eber Baldomero Zárate Hernández, que exhibe orgullosamente en los muros de su oficina de Nochixtlán un centenar de las fotografías de Don Ignacio Zanabria, coleccionadas pacientemente a lo largo de décadas por su familia.
Relata Isaías Guillermo Zanabria
López, hijo de don Ignacio Zanabria, que una vez que falleció su
señor padre, el acervo fotográfico quedó dividido en distintas partes en las
casas de sus nietos.
La mayor parte de éste quedó en una casa en construcción de un familiar que se quedó con decenas de cajas de cartón que contenían miles de placas.
Como estaban construyendo esa casa y los albañiles necesitaban espacio, movieron las cajas hacia una improvisada bodega en el amplio patio. En una ocasión, mientras se quemaba la basura en el patio, los albañiles se descuidaron y las llamas alcanzaron la bodega con las decenas de cajas que contenían las placas fotográficas, no pudiendo hacer nada para salvar aquellas muestras del maravilloso trabajo de Don Ignacio.
La mayor parte de éste quedó en una casa en construcción de un familiar que se quedó con decenas de cajas de cartón que contenían miles de placas.
Como estaban construyendo esa casa y los albañiles necesitaban espacio, movieron las cajas hacia una improvisada bodega en el amplio patio. En una ocasión, mientras se quemaba la basura en el patio, los albañiles se descuidaron y las llamas alcanzaron la bodega con las decenas de cajas que contenían las placas fotográficas, no pudiendo hacer nada para salvar aquellas muestras del maravilloso trabajo de Don Ignacio.
Afortunadamente, un artista tan
prolífico como don Ignacio Zanabria, dejó miles de sus fotografías en manos del
pueblo, que celosos resguardan la memoria de sus antepasados.
Ignacio Zanabria Palacios es, sin duda, un gran precursor de la fotografía en Oaxaca y un distinguido y talentoso artista de la mixteca oaxaqueña.
Agradecimientos: Al maestro Virgilio Zanabria Castellanos, nieto de Don Ignacio Zanabria quien me descubrió a este personaje, a su señor padre, Isaías Guillermo Zanabria, que accedió a abrirme las puertas de su hogar para platicar y darme la oportunidad de facilitarme material para esta colaboración y al buen amigo y joven empresario Eber Baldomero Zárate, que con mucho orgullo conserva en su despacho una colección en homenaje a este gran artista de la cámara.
Ignacio Zanabria Palacios es, sin duda, un gran precursor de la fotografía en Oaxaca y un distinguido y talentoso artista de la mixteca oaxaqueña.
Agradecimientos: Al maestro Virgilio Zanabria Castellanos, nieto de Don Ignacio Zanabria quien me descubrió a este personaje, a su señor padre, Isaías Guillermo Zanabria, que accedió a abrirme las puertas de su hogar para platicar y darme la oportunidad de facilitarme material para esta colaboración y al buen amigo y joven empresario Eber Baldomero Zárate, que con mucho orgullo conserva en su despacho una colección en homenaje a este gran artista de la cámara.