miércoles, 25 de enero de 2012

Un azteca triqui

No es una contradicción.

En el último tercio de los años 80 del siglo que acaba de concluir, en plena crisis inflacionaria, el Banco de México emitió un billete de 50 mil pesos con la imagen de Cuauhtémoc, el último emperador azteca, pero el grabado está inspirado en una fotografía que le tomaron a un hombre de la etnia triqui.

Todo empezó cuando, en 1975, la Secretaría de la Reforma Agraria convocó a un Congreso Nacional de Pueblos Indígenas, en Pátzcuaro, Michoacán, y les solicitó a los participantes que llevaran sus trajes típicos para ser fotografiados por la Casa de Moneda.

Posteriormente, se hizo el billete con el grabado del rostro de un miembro de la etnia triqui, que fue fotografiado en el lugar, pero adicionado con el penacho y la leyenda de que se trataba de Cuauhtémoc. Y el mismo billete se convirtió posteriormente en 50 nuevos pesos.

Entre los triquis de San Andrés Chicahuaxtla es ampliamente conocida esta anécdota, pero además, este mismo hombre y su familia, también aparecen fotografiados en el libro de ciencias naturales de sexto grado de educación primaria de la SEP en la página 32.

Aquí el billete y una foto en la que Fulgencio Sandoval está posando para unos de sus amigos turistas.

Bien por esta anécdota.




























martes, 17 de enero de 2012

El secreto mejor guardado

Le decían "El Lic.".

Y no era broma.

Realmente el JG había estudiado derecho y litigó un tiempo antes de ser dominado por el alcohol, por un mal de amores.

Despechado porque la mujer con la que pensaba casarse se fue con otro, el JG no pudo soportar la presión y se dedicó a beber y a beber y a beber hasta que sólo y abandonado la muerte lo encontró sobre las viejas vías del tren que se ubican frente al mercado de abastos.

Lo conocí porque se ofrecía como cargador a los visitantes del Mercado de Abastos para ganar algún dinero para comprar su alcohol y ya estaba entrado en años.

Conservaba un sucio y raído saco y a veces, cuando el recuerdo lo inspiraba hasta se ponía un burdo pedazo de tela que algún día fue una corbata, que por lo general él la cargaba como cinturón. Y conservaba también una extraordinaria historia que podría ser el secreto mejor guardado.

Todo comenzó cuando en una de las usuales visitas al mercado de abastos él se ofreció a cargar parte de las bolsas de la despensa semanal.

Como generaba realmente lástima y su condición no era para huir con el mandado, se le aceptó el apoyo. De ahí hubo varios encuentros que se repitieron a lo largo de los meses, claro, cuando él estaba en juicio porque su deterioro mental era cada vez más visible.

Una vez se me cayó el periódico, dejando ver la nota roja que destacaba misteriosos e inexplicables suicidios en una comunidad serrana de Oaxaca.

El Lic recogió el periódico y se río con su desdentada boca y dijo más o menos lo siguiente en otras palabras: "Estas son puras mentiras. Ahí no se suicidan. Los obligan a ahorcarse porque es el castigo más severo que se les aplica a los que causan daño a la comunidad. Son usos y costumbres. Yo salí de ahí".

Pasaron los meses y los años y el Lic. ya no era capaz ni de levantarse. La última vez lo ví tomarse el contenido de un pequeño bote de alcohol del 96, mientras bailaba alegremente con la música de los puestos de discos piratas del mercado de abastos. En esa ocasión se quitó la corbata que llevaba como cinturón y hacía un nudo como para ahorcarse.

Nadie entendía aquél acto, excepto yo, porque ese era su secreto mejor guardado.















jueves, 12 de enero de 2012

Los muertos incómodos

Es un lugar enclavado en valles centrales.

Desde hace más de 30 años empezó la ocupación hormiga a la falda de los cerros, iniciando con casas de cartón y lámina.

Hoy en día el valor de los terrenos se ha incrementado y las necesidades de vivienda cerca de la Ciudad de Oaxaca de Juárez ha generado que este sitio siga creciendo desmedidamente con un desarrollo urbano gradual.

Esto es común en este Valle.

Y tal vez no hubiera generado ninguna preocupación entre los habitantes, excepto por un pequeño detalle: que durante la excavación para construir una nueva vivienda, fueron encontrados restos humanos.

Siendo tan común en estos tiempos el encontrar restos humanos, la cosa no hubiera pasado de ahí.

¿Entonces cuál es el problema?

Es muy sencillo, que se trata de restos prehispánicos.

Desde la ocupación gradual de estos terrenos era un secreto a voces que se podían encontrar cientos de figuras prehispánicas a flor de tierra, inclusive hay vecinos que las han apilado en sus patios para delimitar los linderos y es usual que cada familia que construye en este espacio tenga su propia colección de figuras prehispánicas.

Igualmente, era un valor compartido que nadie debía señalar que había un tesoro prehispánico en el lugar por la amenaza latente de que autoridades de antropología, podían prohibir la ocupación de ese territorio.

Y todo hubiera seguido igual, de no haber sido porque los restos humanos que los vecinos denunciaron creyendo que se trataba de un crimen, realmente resultaron ser de un entierro prehispánico, como lo confirmaron antropólogos de la federación.

Este pequeño detalle ha abierto incertidumbre entre los vecinos, la mayoría de los cuales se apresura ahora a esconder sus vestigios arqueológicos.

Pero otros vecinos confían en que, como hay varios lugares cercanos en los que ocurre lo mismo, que se construye sobre restos prehispánicos y no pasa nada, tal vez no pase nada.